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091021 Virgen de la Caridad del Cobre(Foto Facebook Hermita de la Caridad) En la imagen se aprecia la última gran celebración organizada en Miami en 2019 para honrar a la Virgen de la Caridad del Cobre. Este año 2021, debido a las restricciones sanitarias por la pandemia de COVID-19, se realizó una procesión vehicular que recorrió las calles y vecindarios de la ciudad acercando la milagrosa imagen a los fieles latinoamericanos que la recibieron con banderas de México, Cuba, El Salvador y otras naciones.Cada 8 de septiembre, los fieles devotos en Cuba y Miami celebran la Fiesta de la Virgen de la Caridad, declarada patrona de Cuba el 10 de mayo de 1916 por el Papa Benedicto XV y cuya venerable imagen tiene más de 400 años de antigüedad.

La fiesta solemne suele ser celebrada a lo grande en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba, y también en Miami, donde el año pasado se celebró el vigésimo aniversario de la proclamación de la Ermita de la Caridad como santuario nacional.

Este año, la Arquidiócesis de Miami informó sobre la celebración de los 60 años de la llegada a Miami de la bendita imagen de Virgen de la Caridad que se venera en la Ermita, que llegó de Cuba escondida en una maleta justamente el 8 de septiembre de 1961, por lo que el tema escogido para esta ocasión es: “60 Años de la imagen de Virgen de la Caridad con su Pueblo del Exilio”.

Al igual que el año pasado, la pandemia de COVID-19 no permitió que la fiesta se realice con una presencia masiva de los fieles como es tradición; sin embargo, los devotos en Estados Unidos organizaron actividades en su honor con ciertas restricciones, como una novena, procesión vehicular, vigilia artística, peregrinación al santuario y Misa Solemne.

APARICIÓN MILAGROSA

A unos 16 kilómetros al oeste de Santiago de Cuba, se encuentra situada la villa de El Cobre, fundada el año 1598. Al sur de esta región se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad. Cuenta la tradición que en una mañana de 1628 salieron de Barajagua a la bahía de Nipe a buscar sal, dos indígenas, de apellido Hoyos y un esclavo negro de diez años de edad. Llegados a este lugar vieron que era imposible recolectar la sal por lo agitado que estaba el mar.

Buscaron refugio y al cabo de tres días pudieron embarcarse en una canoa y dirigirse a las salinas de la costa. No hacía mucho que navegaban, cuando descubrieron sobre las olas un objeto blanco, que se imaginaron sería el cadáver de alguna ave marina. Sin embargo advirtieron con gran sorpresa que el objeto flotante era una imagen de la Virgen María colocada sobre una tabla. Tomaron la imagen depositándola en la canoa y leyeron en la tabla una inscripción que decía: “Yo soy la Virgen de la Caridad”. Llevaron la Virgen en la canoa y luego de recoger la sal, volvieron a Barajagua donde ya había llegado la noticia del hallazgo. La imagen fue trasladada al altar mayor de la iglesia parroquial, donde un hombre de fe llamado Marías de Olivera ofreció dedicarse a su servicio.

La imagen de la Virgen de la Caridad es pequeña y su rostro es redondo. En el brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús quien en una mano tiene un globo terráqueo.

El 10 de mayo de 1916, el Papa Benedicto XV, la proclamó Patrona de la isla y el 30 de diciembre de 1936 el Papa Pío XI la coronó canónicamente. Posteriormente, en un viaje realizado por Juan Pablo II a Cuba en 1998, coronó con gran dignidad a la Virgen como Patrona de Cuba.

RUMBO A LA LIBERTAD

El pasado mes de julio de este año, cuando sucedieron protestas populares en Cuba que fueron reprimidas con dureza por la dictadura comunista, el Arzobispo de Miami, Monseñor Thomas Wenski, celebró una Misa en la que pidió ante la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, que interceda por el pueblo de la isla que reclama por su libertad y el fin de la dictadura de 62 años.

“¿Qué mejor sitio para orar por Cuba que a los pies de la Virgen de la Caridad del Cobre? Que en este santuario que reconstruyeron sus hijos para venerarla y para, con su amorosa intercesión, mantener vivo en sus corazones el anhelo de regresar a una patria libre”, dijo Monseñor Wenski.
La Misa se celebró en conmemoración de los 37 cubanos que fallecieron tratando de escapar de Cuba hace 27 años en el remolcador ‘13 de marzo’, pero que fue hundido por el régimen castrista.

“Venimos a pedirle una vez más, a la patrona de Cuba, que interceda ante su hijo Jesucristo, por todo un pueblo que ha decidido reclamar sus derechos y que ha puesto la proa de su destino, rumbo a la libertad”, dijo el Arzobispo de Miami, quien recordó las palabras del Papa San Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998: “Los cubanos son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional”.

“Con esta premisa y con la ayuda de Dios, que llegue cuanto antes para Cuba la hora de la libertad, del derecho y la verdadera reconciliación que brota de la verdad y de la justicia”, dijo Monseñor Wenski.

Al final de su homilía, pidió a “Jesús, verdadero liberador del género humano”, que “haga brillar para Cuba una nueva aurora de esperanza, en que los valores del reino de Dios se arraiguen en el corazón, en las mentes de todos los cubanos”, y que “la Virgen de la Caridad nos una bajo su manto de amor para que verdaderamente lleguemos a ser todos hermanos”.

— Información extraída del Servicio Católico de Noticias, Aciprensa y la Arquidiócesis de Miami

Oración de San Juan Pablo II

¡Virgen de la Caridad del Cobre,
Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre,
la Madre de Cristo, nuestro Dios,
el Templo vivo del Espíritu Santo.
Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la memoria del Dios que es Amor,
el recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús,
la evocación del Espíritu Santo:
amor derramado en nuestros corazones,
fuego de caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia,
don de la plena libertad de los hijos de Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo
y has querido quedarte con nosotros
como Madre y Señora de Cuba,
a lo largo de su peregrinar
por los caminos de la historia.
Tu nombre y tu imagen están esculpidos
en la mente y en el corazón de todos los cubanos,
dentro y fuera de la Patria,
como signo de esperanza y centro de comunión fraterna.
¡Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo,
intercede por nosotros con tu corazón maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza,
aumenta y fortalece en nosotros el amor.
Ampara nuestras familias,
protege a los jóvenes y a los niños,
consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia,
modelo y estrella de la nueva evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas
para que este pueblo abra de par en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo,
único Salvador y Redentor,
que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.