“Estamos agradecidos por lo que hemos experimentado durante el año pasado y las bendiciones que nos traerá el nuevo año: prosperidad, buena salud, buena fortuna”.
— Padre Tri Truong, párroco
CHARLOTTE — Eran más de las 10 de la noche del viernes 9 de febrero y el estacionamiento de la iglesia vietnamita Stan José estaba repleto de autos. Cientos de feligreses habían acudido a celebrar el Têt, el Año Nuevo Lunar asiático.
Las festividades comenzaron a las 11 p.m. con la celebración de una Misa de Vigilia ofrecida por el Padre Tri Truong, párroco, asistido por el Diácono Quang Nguyen.
"Esta noche, cuando nos encontramos entre el año actual (Año del Conejo) y el año nuevo (Año del Dragón), para los vietnamitas en particular es un momento sagrado, muy espiritual", dijo el Padre Truong. "Estamos agradecidos por lo que hemos experimentado durante el año pasado y las bendiciones que nos traerá el nuevo año: prosperidad, buena salud, buena fortuna".
"Por lo tanto, esta noche, la Santa Misa tiene dos propósitos: dar gracias y ofrecer el año nuevo a Dios", dijo.
Para los católicos, celebrar Têt como comunidad eclesial es muy importante, señaló.
"Aquí nos unimos, nos conectamos. Y más que eso, estamos en comunión. La Iglesia es parte de la vida católica. Cualquier acontecimiento importante se celebra en la Iglesia, porque todo el bien que nos llega viene de Dios mismo".
Destacó que las celebraciones del Año Nuevo Lunar no son tradiciones paganas, sino que simplemente reflejan el hecho de que los países asiáticos medían los años por ciclos de la luna en la antigüedad.
"En la tradición asiática usaban el calendario lunar hasta que el calendario occidental fue traído a Asia", dijo. "En la cultura vietnamita, todavía vemos el año lunar como el momento para celebrar el año nuevo".
En la tradición vietnamita, 2024 se conoce como el Año del Dragón, que significa talento, fuerza, nobleza, suerte y éxito.
La Misa terminó unos minutos antes de la medianoche, dejando el tiempo suficiente para que los feligreses hicieran una breve cuenta regresiva antes de que estallaran los fuegos artificiales para anunciar el comienzo del nuevo año.
Debido a lo avanzado de la hora, el sonido de las bombardas se mantuvo breve por respeto a los vecinos cercanos, agregó el Padre Truong, "pero hemos mantenido todos los elementos con los que normalmente celebramos el año nuevo en Vietnam".
La celebración de la noche se destacó por la actuación del reconocido equipo de Danza del León del Dragón Escondido de la parroquia, compuesto por miembros del grupo juvenil, cuya presentación colorida y acrobática imitó los movimientos de varios leones.
Los leones bailaban y se balanceaban al ritmo de los tambores, abriendo sus enormes bocas mientras jóvenes y mayores reían con deleite y entregaban pequeños sobres rojos que simbolizaban la suerte y la buena fortuna.
El Padre Truong y el Diácono Nguyen repartieron los sobres rojos de la fortuna, traídos para la ocasión desde Vietnam. Dentro de cada uno había un billete de un dólar y una cita bíblica inspiradora para el año siguiente.
Al final de la celebración, una joven feligresa, en nombre de toda la comunidad, entregó al Padre Truong un ramo de flores como agradecimiento por su liderazgo pastoral durante el año pasado.
Jenny Nguyen estuvo entre los cientos de personas presentes en las festividades en St. Joseph. Había conducido desde Savannah, Georgia, para asistir a Misa y celebrar el Têt con sus padres y familiares.
"Es un momento especial para regresar y celebrar con la familia y todos los amigos de la parroquia en la que crecí", dijo Nguyen. "Para mí, es muy importante estar en un ambiente de esperanza por lo que nos deparará el nuevo año".
— Fotos y texto por César Hurtado