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07312024 OLG MassCHARLOTTE — En una Misa repleta de niños, jóvenes y adultos, la comunidad de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe dio una doble emotiva despedida: una de ellas a un servidor muy querido, Don Ambrosio Rubio, voluntario vendedor de paletas por muchos años; y la otra al Diácono transicional vicentino Juan Carlos Pérez Torres, quien retorna a Filadelfia para continuar su formación como sacerdote.
La Misa de cuerpo presente fue concelebrada por los sacerdotes Bruce Krause, José Gregorio García Rubio y Óscar Danilo Benavides; y contó con la presencia de los diáconos Eduardo Bernal y Juan Carlos Pérez.
En su homilía, el Diácono Pérez hizo un comentario sobre el doble propósito de la Misa de acción de gracias: dar la despedida final a un hermano de la comunidad, y dar un hasta luego a su presencia de dos meses en la parroquia.
“Es bueno ver tanta gente”, dijo refiriéndose a la multitud que abarrotaba el salón parroquial, “los que conocimos a Dion Ambrosio conocemos su testimonio de lo que es vivir una vida con Dios”.
“Don Ambrosio trabajó para tener esta familia que hoy está aquí reunida… Estamos aquí para dar gracias a Dios por la vida de Don Ambrosio. Yo estoy aquí para dar gracias a Dios por mi servicio, mi ministerio como diácono transitorio”.
“ÉL ERA AMOR”
La familia biológica de Don Ambrosio no pudo estar presente en la Misa pues reside en México. En cambio, su familia adoptiva conformada por Ana Laura Enríquez, su esposo Jesús Morales y uno de sus hijos, Alan, se encontraba en una de las primeras bancas.
“Lo conocimos en 2001 y desde 2006 vivió en nuestra casa, era parte de nuestra familia. Se convirtió en un padre para nosotros y como en un abuelo para nuestros hijos”, dijo acongojada la Sra. Enríquez, quien nos refirió que Don Ambrosio nació en Querétaro, casó en San Luis Potosí y trasladó a Charlotte hace muchos años.
En sus ratos libres leía la Biblia, paseaba al perro de la familia y regalaba su tiempo como voluntario todos los fines de semana en la parroquia.
“Estoy muy agradecida con él por todo el amor que nos dio, por todos sus actos de servicio para con toda la comunidad. Él era amor”, dijo la Sra. Enríquez.
En una de las bancas se encontraba la Sra. María León, de Guerrero, México, quien se lamentaba de no haber podido conversar con Don Ambrosio el domingo 21 de julio. “Cruzamos miradas y sonreímos. Ya el siguiente domingo me enteré de que había fallecido. Él era muy bueno con todos. Mire cómo está la iglesia de llena. Es porque todos lo querían. Lo vamos a extrañar”, dijo.
CAMINO AL SACERDOCIO
Por su parte, el Diácono Juan Carlos Pérez, visitó la comunidad por cuarta vez y ahora se dispone a retomar sus estudios para ser ordenado sacerdote.
“He cambiado un poco, la primera vez que vine en 2021 era más tímido. Venía con miedo. Ahora como diácono, he podido administrar los sacramentos y en solo ocho semanas he bautizado a 62 niños, celebrado como 12 quinceañeras, bodas, bendiciones de casas, de carros, pues como hispanos tenemos esa cultura. Es fantástico poder compartir la cultura y la fe que nos une y ayuda a salir adelante”, dijo.
Al término de la Misa, se llevó a cabo la Adoración Eucarística en el salón; mientras que en el pasillo exterior se ofreció un pastel como agradecimiento al servicio prestado por el diácono.

-Fotos y texto: César Hurtado