CHARLOTTE — El Obispo Emérito William George Curlin, tercer obispo de la Diócesis Católica Romana de Charlotte, falleció en la paz de Cristo el sábado 23 de diciembre de 2017 a los 90 años de edad.
Abanderado de los pobres, consolador de los enfermos y los moribundos, amigo de Santa Teresa de Calcuta, el obispo Curlin predicó el amor de Jesucristo durante más de 60 años de su ministerio sacerdotal. Primero en la Arquidiócesis de Washington DC, y en los últimos 23
años en la diócesis de Charlotte. Su compromiso de por vida con Cristo y su Iglesia fue personificado por su lema episcopal "Sentire Cum Christo" ("Pensar con Cristo").
"El obispo Curlin fue un pastor inspirador y lleno de fe de nuestra diócesis, que tuvo un amor especial por los pobres y un ministerio para aquellos que estaban enfermos y cerca de la muerte. Él descansó en la paz de Cristo sabiendo que sus incansables esfuerzos llevaron a muchos a la salvación en el Señor", manifestó el obispo Peter Jugis en un comunicado.
La recepción del cuerpo y un servicio de vigilia se llevarán a cabo en la iglesia San Gabriel, 3016 Providence Road en Charlotte, a las 7 de la noche del lunes 1 de enero de 2018. La misa de funeral se celebrará a las 11 de la mañana del martes 2 de enero, también en la iglesia San Gabriel. Después de la misa, el obispo Curlin será enterrado en la abadía de Belmont, en
Belmont, NC.
Nacido el 30 de agosto de 1927 en Portsmouth, Virginia, era hijo de la difunta Mary Lamont Curlin y el fallecido Stephen James Curlin.
Asistió a St. John's College en Garrison, NY, y la Universidad de Georgetown antes de ingresar al Seminario Santa María en Baltimore.
Fue ordenado sacerdote el 25 de mayo de 1957 por el cardenal Patrick O'Boyle en la Catedral San Mateo de Washington DC. Durante las siguientes tres décadas, fue ministro principalmente en parroquias pobres del área de Washington, donde abrió un refugio para mujeres y 20 comedores de beneficencia y refugios para personas sin hogar. También dirigió la apertura de ‘Gift of Peace Home’, el primer hogar en la capital de la nación para personas con SIDA.
Su primera tarea, después de la ordenación, fue como pastor asociado en la Iglesia San Gabriel de Washington. De 1964 a 1967, fue pastor asociado en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Washington. Luego se trasladó a la Parroquia Santa Ana en Takoma Park, Maryland, como pastor asociado y director asistente de vocaciones para hombres en la Arquidiócesis de Washington.
De 1968 a 1970, se desempeñó como director de la Casa de Formación para seminaristas
en la Universidad Católica de América en Washington. Durante los siguientes 13 años, fue
pastor de la antigua iglesia Santa María, también en Washington. Mientras estuvo allí, dirigió un
programa para ancianos en el centro de la ciudad y estableció la Casa de Monte Carmelo para mujeres sin hogar. En 1983, fue nombrado pastor de la parroquia de la Natividad en Washington.
Fue ordenado obispo auxiliar de Washington por el cardenal James Hickey el 20 de diciembre de 1988, y designado obispo regional de los condados del sur de Maryland.
Entre otros cargos, el Obispo Curlin fue nombrado vicario de diáconos permanentes entre 1968 y 1981. Fue vicario del Colegio Teológico, la Universidad Católica de América de 1974 a 1980. Fue nombrado capellán del Papa Pablo VI en 1970 y Prelado de Honor por el Papa Juan Pablo II en 1978. También se desempeñó como presidente de Caridades Católicas Asociadas.
En 1984 recibió el Premio al Servicio a la Comunidad que otorga Oficina de Católicos de color.
El Papa Juan Pablo II lo nombró el tercer obispo de Charlotte el 22 de febrero de 1994, asumiendo el cargo el 13 de abril del mismo año.
Durante su primera visita a la diócesis de Charlotte, después de la noticia de su nombramiento, el obispo Curlin se presentó a sí mismo como un párroco que quería permanecer entre la gente.
"Quiero venir aquí para ayudarlos a encontrar a Jesús en cada uno de ustedes", dijo.
El Obispo Curlin indicó que no eligió ser obispo y prefería su papel de párroco. Aún así, el Santo Padre quería que fuera Obispo, señaló. Entonces, dijo a la gente en Charlotte, "Como pastor, tengo los brazos abiertos. Como Obispo, mis brazos pueden abrirse aún más y puedo abrazar a más personas".
El cuidado de los enfermos siguió siendo uno de sus carismas particulares, incluso después de convertirse en Obispo de Charlotte. Tenía una devoción por mucho tiempo a la Virgen de Lourdes, Francia, y a la Soberana Orden Militar de Malta (Caballeros de Malta), que todos los años ayuda a conducir peregrinaciones de enfermos al santuario Mariano y lugar milagroso de sanación. Él acompañó numerosas peregrinaciones a Lourdes, y se desempeñó como capellán de la Asociación Federal de la orden, siendo ministro de los "malades" en cada peregrinación.
"Cuando lo piensas, todo el mundo va a Lourdes como un ‘malade’", dijo una vez. "Cada uno de nosotros tiene algo de dolor de corazón en su vida".
El obispo Curlin fue un viejo amigo y confesor de Santa Teresa. Fue durante su ministerio de los pobres y sin hogar en Washington, en la década de 1970, que conoció a la Madre Teresa de Calcuta.
El obispo Curlin colaboró con ella en varios proyectos en los Estados Unidos, especialmente en el hogar ‘The Gift of Peace’ para pacientes con SIDA, que se inauguró en 1983 en Washington DC. Cuando ella visitó Charlotte en 1995, él también le dio la bienvenida a su orden, Los Misioneros de la Caridad, para abrir un convento en el este de Charlotte, donde las hermanas continúan cuidando a los más pobres y vulnerables.
Su estrecha amistad duró más de 20 años, hasta la muerte de la Madre Teresa ocurrida en 1997. El Obispo Curlin fue una de las personas a quienes se le pidió que contribuyera a la investigación oficial de su vida para la causa de su canonización. Ella fue declarada santa en 2016.
Al Obispo Curlin le encantaba recordar la sabiduría de Santa Teresa en sus homilías, conversaciones y encuentros con las personas que conocía, ilustrando cómo uno debe seguir a Cristo.
"La madre creía que los cristianos debían ser poseídos solo por Jesús, y que ese amor los llevaría a las calles para servir a los más necesitados. Ella sentía que el hambre más grande no es el hambre físico; es el vacío de Dios en nosotros clamando por la plenitud de Dios. El mayor hambre es de Dios, incluso si no lo conocemos”.
“Su alegría fue un regalo, uno de los regalos preciosos que necesitamos en el mundo de hoy", decía el obispo, quien practicó ese ejemplo en todo momento.
Durante sus ocho años como Obispo de Charlotte ordenó 28 sacerdotes, incluyendo siete en 2000, uno de los grupos más grandes de promoción de ordenación para la diócesis de Charlotte. Esa promoción estuvo entre las más grandes del sur del país ese año.
También ordenó 19 diáconos permanentes para la diócesis: 11 en 1995 y ocho en 2001.
En 1997, el Obispo Curlin y el Obispo Joseph Gossman de la Diócesis de Raleigh escribieron juntos la carta pastoral "Un corazón, una mente", apelando a sus diócesis y a toda la gente del estado "de buena voluntad para acercarse a aquellos en necesidad". Los dos obispos invitaron “a los católicos del estado y sus vecinos en los negocios, el gobierno y la comunidad a encontrar formas de garantizar la justicia económica para todos".
La carta pastoral expresaba una preocupación urgente sobre la condición de los pobres en Carolina del Norte y llamó a la Iglesia local a una acción rápida y sincera.
El 10 de septiembre de 2002 se retiró como obispo de Charlotte, pero continuó su ministerio de los pobres y especialmente de los enfermos y moribundos, a los que visitaba regularmente en los hospitales del área de Charlotte. Antes de acostarse cada noche, dejaba su ropa y zapatos listos para atender llamadas y acudir a los hospitales a mitad de la noche.
Durante años, cada Navidad visitaba a los residentes de Holy Angels, una corporación privada sin fines de lucro ubicada en Belmont que atiende a niños y adultos con discapacidades de desarrollo intelectual y delicadas condiciones médicas.
Además de sus padres, su padrastro, Teniente Coronel John Whipple y su hermano Stephen Curlin le antecedieron a su muerte.
En lugar de flores, se pueden efectuar donaciones a Bishop Curlin Endowment for the Poor, c/o The Diocese of Charlotte Foundation, 1123 S. Church St., Charlotte, N.C 28203.
— Catholic News Herald