GASTONIA — Fue la necesidad de contar con personas que representen danzas de sus países la que despertó el interés de formar un grupo de baile en la Iglesia San Miguel de Gastonia. “Cuando celebrábamos la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe y otras actividades nos veíamos en apuros para encontrar números musicales y teníamos que invitarlos de otras partes”, nos relató el Padre José Antonio Juya, creador de la iniciativa.
Convencido que “dos cosas gustan mucho y unen a la comunidad hispana: la música y la comida”, el Padre Juya, que como sacerdote ya tenía la experiencia de haber trabajado como educador en su natal Colombia, se apresuró a poner en marcha el proyecto y, con la ayuda de señoras de la comunidad, amplió su visión inicial y creó el Ministerio de la Cultura.
Como él mismo indica, “los inicios fueron un poco difíciles”, pues el talento no se presentaba. Pero, después de un comienzo lento y “gracias a la ayuda de señoras de Costa Rica, Colombia y México”, el plan echó alas y se desarrolló rápidamente.
“Como parte de la cultura nos identifica mucho el baile, la danza, el folklore, como el habla del pueblo”, dijo María Inés Romero, una de las miembros fundadoras del Ministerio, quien opina que “de esta manera se atrae a la comunidad”.
El siguiente paso fue la búsqueda de maestras de baile. “Nos dimos cuenta entonces que mucha gente quería bailar, pero había muy poca dispuesta a enseñar, por lo que con la ayuda de videos de acceso público nos preparamos para dar el entrenamiento”, añadió Romero.
El resultado fue maravilloso. “Con un poquito de aquí y otro de allá resultamos con ocho o nueve bailes y la gente se ‘encendió’, compartió mucho, se acercaban a nosotros y nos decían que querían que sus hijos bailaran. Los chicos, al inicio un poco tímidos, resultaron al final muy contentos”, declaró a esta publicación.
Con cuatro profesoras, Romero confiesa que el crecimiento ha sido espectacular. Agrupados por edades, son cerca de ochenta personas las que participan en las danzas. “Tenemos niños y niñas desde los dos y tres añitos hasta integrantes quizás de más de ochenta. Y cada vez que hay una presentación más y más personas se añaden al grupo”.
Dacia Beaver, una de las maestras y colaboradoras del Ministerio, opina que probablemente este Ministerio sea un punto de partida a otras actividades culturales que fomenten un mayor compromiso de la comunidad. “Es un punto a tratar y creo que con la ayuda de todos podemos lograr mucho más”, añadió.
El hecho es que ahora el Ministerio de la Cultura se ha convertido en una muestra del talento no solo en sus terrenos sino también fuera de ellos. Parroquias como San Gabriel, Santa Ana y Divino Salvador los han invitado para que muestren su talento y alegría.
“Es parte de ser cristiano. Ser alegre, moverse y dar gracias a Dios por el talento que te ha regalado”, subrayó Romero.
— César Hurtado, reportero Hispano