CHARLOTTE — Con toda seguridad que los ha visto en importantes celebraciones de la Iglesia Católica.
Visten de impecable smoking, corbatín, guantes blancos, sombrero negro con un penacho de coloridas plumas, capa púrpura, roja, amarilla o blanca, banda cruzada al pecho y llevan una espada al cinto. Son los Caballeros de Colón, the Knights of Columbus, miembros de una sociedad de beneficencia católica que únicamente acepta varones entre sus miembros.
Recientemente, el 26 de junio de este año, decenas de nuevos miembros de origen hispano participaron en una ceremonia de integración de nuevos miembros en la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, en Marion, Carolina del Norte, con la creación del Concejo 17058 bajo la dirección de Dan Lange, secretario del capítulo estatal de los Caballeros de Colón, quien estuvo presente en el histórico evento.
El 26 de junio, la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles celebró la creación del primer Concejo con participación latina de Los Caballeros de Colón en Carolina del Norte. El Concejo 17058 de Nuestra Señora de los Ángeles fue establecido por Los Caballeros de Colón con Dan Lange, secretario de estado de los Caballeros de Colón de Carolina del Norte, quien estuvo presente en el histórico evento. (Foto cortesía de Ozzie Vargas)
Desde hace ya algún tiempo, el Consejo 7343 de la parroquia San John Neumann, también de Charlotte, abrió sus puertas a la comunidad hispana y ha integrado, con gran éxito, a numerosos miembros, algunos de ellos que inclusive llegan de lugares un tanto distantes, como Gafney, Carolina del Sur.
Para el mes de agosto, una presentación sobre Los Caballeros se ha programado en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, como sabemos, la de mayor participación y asistencia de latinos en la Ciudad Reina.
¿Qué es lo que está atrayendo a los hispanos a tomar atención en una institución que podría pensarse distante de sus costumbres y valores tradicionales?
La respuesta, como nos lo asegura Jaime Benavides*, miembro del consejo 7343, no es el atractivo del atuendo.
Beneficios
Jaime se inició con Los Caballeros a mediados de 2017, después de recibir una charla de invitación en una de las reuniones del Movimiento Emaús en la Iglesia San Gabriel. Más tarde, al aceptar, uno de los miembros apoyó su ingreso y, en una ceremonia especial y privada – de la que no puede revelar detalles – fue investido con el grado inicial de la cofradía.
“Caballeros se formó para dar apoyo económico a los miembros y a sus familias. Ellos ofrecen apoyo y ayuda mutua cuando nosotros los miembros nos enfermamos, sufrimos una discapacidad o estamos en necesidad. Y también asisten a nuestras familias”, dijo Jaime, quien reside en Carolina del Sur, donde lamentablemente no se le permitió registrarse por un asunto de documentación.
Jaime dijo haber quedado sorprendido por el gran servicio que se ofrece, a la vez que se promueve la hermandad entre los miembros con obras públicas de asistencia a los más necesitados. “Nosotros podemos ayudar a cocinar, a entregar comida, a construir, en la yarda y más”, señaló, pues aunque se entiende que en general los hispanos no gozan de una gran prosperidad económica, “nuestras manos son fuertes y podemos apoyar con nuestro trabajo y habilidades”.
Originario de México, Jaime resalta que en ningún momento su estatus migratorio fue impedimento para ingresar a Los Caballeros. “Solo necesité de mi W-7 y ahora, en caso que llegara a morir, ellos se encargarán de pagar todos los gastos de sepelio y le entregarán una ayuda a mis hijos. Eso me deja muy tranquilo, saber que no se quedarán desamparados”, añadió.
Para Andrew Jones, Caballero de Colón y agente del servicio de seguros que se ofrece a través de esa organización, la respuesta se remonta a los orígenes de la creación de Los Caballeros, a finales del siglo XIX, cuando el Padre Michael J. Mc Givney, párroco de una comunidad de inmigrantes irlandeses en New Haven, Connecticut, tuvo la idea de proteger a las familias de sus feligreses.
El Padre Mc Givney fue testigo de lo que le sucedía a las familias inmigrantes cuando el padre de familia moría, por razones de trabajo o enfermedad, y dejaba en la orfandad a sus deudos, por lo que se propuso proveer de un seguro para cuidar a la viuda y a los huérfanos sobrevivientes.
“Hacerse miembro de los Caballeros de Colón transforma su vida”, asegura Jones, para quien “la caridad es el principio fundamental” de la organización. “Ofrecemos tiempo como voluntarios para servir a nuestras parroquias y comunidades mientras compartimos nuestra fe y rompemos esa ‘barrera invisible’ que separa la comunidad hispana de la anglosajona”, dijo.
Según Jones, la orden de Los Caballeros de Colón no exige grandes sacrificios para sus integrantes, pues el servicio a la comunidad es voluntario y de acuerdo a la disponibilidad de quien desee integrarse.
Los Caballeros señalan que 24 horas “pueden cambiar su vida” ya que “ningún hombre está demasiado ocupado como para no ser un Caballero de Colón activo” y utilizando solo 24 horas de su tiempo en un año “podrá servir a su parroquia, ayudar a los necesitados en su comunidad local y crecer en la fe”, además de beneficiarse del programa de seguros de protección a la familia.
En un año sugieren utilizar ocho horas trabajando en proyectos de caridad, una hora de Misa con su Concejo, cuatro horas de socialización en familia con otros miembros, media hora al mes leyendo su revista institucional o visitando la página web y finalmente una hora en reunión con su agente de seguros para determinar las necesidades de su familia.
En el acercamiento a nuestra comunidad hispana, Jones afirma que se debe de romper muchos malos entendidos o ideas preconcebidas sobre Los Caballeros. “Mucha gente piensa que son una élite, un grupo privilegiado, con miembros que tienen mucho dinero y poder, y que realmente no están interesados en acercarse a los latinos”.
“Nada más lejano de la realidad”, contesta, “la verdad es que deseamos que, sin distinciones de ningún tipo, todos se integren y encuentren un espacio con nosotros”.
Durante la misa dominical en español del 29 de julio en la parroquia San John Neumann de Charlotte, el celebrante, Padre John F. Starczewski, pastor de la iglesia, dijo en su homilía, al referirse a su vocación sacerdotal, que muy joven, como anticipo a lo que sería su decisión de optar por la vida religiosa, ingresó a Los Caballeros de Colón.
Dentro de esa organización pudo conocer más de cerca el significado de la palabra “servicio” a través de las obras que se generaban a favor de la comunidad más necesitada, una experiencia que inclinó en él la balanza para tomar el camino del sacerdocio.
Como reza la leyenda de un vitral ubicado cerca al altar de esa parroquia, realizado en memoria del Padre McGivney, y que representa la parábola del buen samaritano, “Go Therefore and do the same”, que en español significa “Por lo tanto ve y haz lo mismo”, más allá de cualquier beneficio que puedan ofrecer Los Caballeros de Colón, está presente la invitación de seguir el mandato de Dios de amar al prójimo a través de las obras de caridad que realizan.
Responder a ese llamado es una opción como parte de nuestro compromiso católico.
— César Hurtado, Reportero Hispano