CHARLOTTE — A las 10:30 de la mañana de cada miércoles y viernes abre sus puertas la Casa Marillac, una pequeña y sencilla casita color blanco ubicada a la entrada de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, para entregar despensas con alimentos y artículos de higiene a familias que pasan apuros económicos.
María, una mujer de mediana edad, fue la primera en llegar el pasado miércoles 22 de agosto. Nacida en México, María perdió a su esposo a raíz de un cáncer que “se lo llevó en menos de tres meses”. Buscando una mejor vida dejó Los Ángeles, California, y se mudó a Carolina del Norte, donde trata de salir adelante con sus tres hijos.
Después de identificarse en la recepción, María aguarda un momento mientras empacan sus alimentos. Sentada en una silla, estruja nerviosa sus manos marcadas por el trabajo. “Estoy pasando algunos apuros, pero es por el momento”, asegura y espera, más adelante, poder devolver el “favor que me están haciendo ahora aquí en la Iglesia Guadalupe”.
María es solo una de las cientos de cabezas de familia que Casa Marillac, una extensión del programa de ayuda a la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, ha asistido con alimentos básicos para la manutención del hogar desde varios años.
Yesenia Echevarría, a cargo del programa, dijo que anteriormente entregaban las despensas en la misma parroquia, pero desde hace seis años, debido a que el espacio les “quedaba chico”, se mudaron a la Casa Marillac, donde también implementan ‘El Árbol del Ángel’, despensas navideñas de sabor latino, donde menudean los productos frescos más que enlatados.
Para recibir la asistencia no es necesario completar solicitudes ni presentar pruebas de ingreso o impuestos. “No tenemos formas, sabemos que hay necesidad. Es solamente llamar, saber cuántos son en la familia y venir a recoger”, explica Echevarría, añadiendo que para recoger la ayuda es preciso contar con una identificación de cualquier tipo, un recibo de servicios en el que se muestre la dirección actual y “si está viviendo con niños, pues traer algo de los niños”.
Según explica el Padre Gregorio Gay, vicario parroquial, la ayuda no se limita a proveer alimentos sino que además asisten, en la medida de sus posibilidades, con muebles y electrodomésticos que reciben en donación. “Lo que necesitamos son camas, literas, mesas y sillas de comedor. Algo que es muy difícil de conseguir y estamos orando para que nos lleguen son máquinas de lavar y secar”.
Sin embargo la tarea de recolección es a veces difícil y requieren de la ayuda de parroquianos que con sus vehículos puedan recoger las donaciones.
El Padre Gregorio adelantó que se encuentran en conversaciones con Goodwill para encontrar un modelo de colaboración en el que la necesidad de los fieles se vea satisfecha.
La alacena de Casa Marillac no podría ser posible sin la colaboración de toda la comunidad. Cada primer domingo los fieles aportan a través de ‘El domingo de la Divina Providencia’, cuando llevan sus donaciones de alimentos y artículos de higiene personal. La parroquia provee dinero para la compra de pollo, huevos y leche, mientras que algunos grandes almacenes y supermercados, así como Caridades Católicas, donan víveres no perecibles.
“De vez en cuando nos viene a ayudar gente muy colaboradora, que sabe de esto porque en alguna ocasión lo necesitaron y ahora están en mejor posición, y tienen esa disposición hacia nosotros”, asegura Echevarría. “Estamos en una comunidad vicentina en donde la misión es ayudar al más necesitado. En el rostro de cada persona que ayudamos está Jesús”,
Una de las voluntarias, Mayra Oporta, dijo que cuando llega a colaborar con su comunidad se le olvidan los problemas, las preocupaciones, “el dolor de mi columna y estoy feliz, compartiendo con todos”.
Pese a los aportes que se reciben, la necesidad sigue siendo grande, la voz corre y todos saben que “en la Lupita no le niegan la ayuda a nadie”. La Casa Marillac, nombrada en honor a Santa Luisa de Marillac, fundadora con San Vicente de Paúl, de la orden de Las Hijas de la Caridad, requiere de la ayuda de cada uno de nosotros.
Si tiene muebles en buen estado que ya no utilice, o desea aportar con víveres, su valioso tiempo o dinero, llame a la Casa Marillac o visite la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en horas de oficina.
— César Hurtado, Reportero Hispano
Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe
6212 Tuckaseegee Road, Charlotte, NC 28214
Teléfono: 704-391-3732
Casa Marillac
Teléfono: 704-503-9204