CHARLOTTE — Demostrando una creciente participación en la comunidad católica de la Diócesis de Charlotte, miles de hispanos provenientes del occidente de Carolina del Norte participaron con fe y alegría en el 14 Congreso Eucarístico celebrado el pasado viernes 7 y sábado 8 de septiembre.
El sábado, desde muy temprano, un gran número de autobuses provenientes de los vicariatos de Smoky Mountains, Winston Salem, Asheville, Hickory y otros arribaron al Centro de Convenciones movilizando a una verdadera marea humana ansiosa de demostrar su fe y confianza en la Iglesia.
Convocados bajo el lema de este año, ‘Yo soy el Pan Vivo Bajado del Cielo’, nuestros hermanos rezaron, cantaron, desfilaron, asistieron a las conferencias de los oradores invitados y participaron en La Hora Santa y la Liturgia del cierre de actividades.
En comunión con el Obispo Jugis, sacerdotes, religiosos, laicos consagrados y seminaristas, la feligresía demostró su alegría, muy en especial durante la Procesión Eucarística que recorrió las calles del centro de Charlotte.
El Santísimo Sacramento fue portado por el Obispo Jugis y dos diáconos transicionales, entre ellos el Diácono Alfonso Gámez, de orígen mexicano.
El Diácono Gámez dijo estar impresionado al “ver la fe de la gente, la reverencia que tiene hacia el Santísimo Sacramento”. Luego, con humildad expresó haberse sentido “como el burro que llevó a Jesús en Jerusalén”, y también honrado por “llevar a Jesús entre su pueblo”. Recordando que el Evangelio relata sobre la mucha gente quería ver y tocar a Jesús para sanarse, señaló que “aquí también había gente buscando su sanación y, al estar ahí, tan cerca con Jesús, sosteniéndolo, estaba rezando pidiéndole que sanara a esa gente que desea ese encuentro más profundo con el Señor”.
Al término de la procesión, los fieles participaron de la Hora Santa, una jornada en la que se ofreció el rezo de los Misterios Dolorosos del Rosario en reparación por las víctimas del abuso perpetrado por miembros de la Iglesia.
Luego se dio paso a las conferencias de los oradores invitados, Presbítero Luis Eduardo Jaimes Toro, Padre Ángel Espinoza de los Monteros y Licenciado Marcial Padilla, quienes cautivaron a la audiencia, no solo por su mensaje sino también por su sencillez en el vestir y el trato familiar con el auditorio.
“Es la primera vez que vengo, me estoy llevando algo muy agradable”, dijo Luis Herrera, feligrés de San Aloysius, en Hickory, Carolina del Norte. “Estoy enamorado de Dios, y lo más bonito es que lo estoy viviendo en familia, acompañado de mi esposa y mis hijas”, resaltó.
José Luis y Patricia, una pareja proveniente de Marion, NC, dijeron estar gozando el congreso. José Luis señaló que “no solo por lo gracioso que dice el Padre (Ángel de los Monteros) sino por las enseñanzas que nos está dando”, mientras que su pareja, con un niño en brazos, dijo estar tomando nota de todo “para luego aplicarlo en casa”. La joven pareja confesó estar próxima a casarse por la Iglesia y, “siguiendo lo que dijo el Padre, hoy estamos dispuestos a perdonarnos todo, porque en el matrimonio hay que saber perdonar”.
Para el Padre Camilo Cárdenas, pastor de la Misión Santísima Trinidad en Taylorsville, Carolina del Norte, el participar cada año en el Congreso Eucarístico es muy importante. “Muchas personas tienen dudas, hay confusión y aquí encuentran enseñanza. Además, muchas veces las personas se encierran en lo que es su trabajo, la casa, los quehaceres y no ve otro tipo de vida. Yo veo acá la alegría de muchas personas que se encuentran con conocidos y comparten como una sola familia, la familia grande de la diócesis”.
Durante la homilía de la Misa de cierre, el Obispo Jugis relató su reacción inmediata a las noticias de los escándalos cuando visitaba la Parroquia Inmaculado Corazón de María en High Point, para instalar a su nuevo pastor, el padre Peter Leonard, de la orden de los Oblatos de San Francisco de Sales, el pasado 18 de agosto, solo cuatro días después que fuera dado a conocer el informe de la Corte Suprema de Pennsylvania.
Las “revelaciones escandalosas” sobre el abuso sexual, mala conducta y abuso de poder por parte de los líderes de la Iglesia, dijo, lo hicieron retroceder.
“Mi corazón está muy dolido y disgustado”, aseguró. “Todos estamos completamente justificados en nuestras reacciones de vergüenza, enojo, desilusión, disgusto y sentimientos de traición.
“Comparto vuestro dolor y realmente lo siento por estos crímenes que se han perpetrado contra inocentes”.
“Este abuso marca cicatrices de por vida en las víctimas”, remarcó, y añadió que, además, “toda la Iglesia ha sido gravemente herida” y “necesitamos orar por las víctimas de los abusos, por los perpetradores y por toda la Iglesia”.
— César Hurtado, Reportero Hispano
