90 años de adoración a Dios y servicio a los demás
GREENSBORO — El arcoiris, en el Antiguo Testamento, es el símbolo del pacto de Dios con su pueblo. La Iglesia Santa María en Greensboro ha adoptado el mismo símbolo para representar la belleza diversa de muchas razas y colores, un pueblo santo y católico, unido en la adoración y el servicio a Dios.
Esa diversidad se exhibió el 23 de septiembre, cuando cientos de feligreses se reunieron para celebrar el 90 aniversario de su parroquia.
DIVERSIDAD EN SUS RAÍCES
Santa María se fundó en 1928 para servir a los residentes afroamericanos residentes en el área segregada de la ciudad.
El misionero Padre Charles Hannigan y tres Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul construyeron y atendieron una iglesia y una escuela para 100 estudiantes, ofreciendo la primera Misa el 16 de septiembre de 1928. En 1936, el edificio de la iglesia actual fue dedicado, y en 1939 la orden de los vicentinos comenzó a dotar de personal a la parroquia.
La segregación y disminución de las inscripciones obligaron al cierre de la escuela en 1972, y en 1973 la parroquia se integró a la recién establecida Diócesis de Charlotte.
La parroquiana más longeva, Virginia Smith, de 83 años, ha sido testigo del crecimiento y el cambio de Santa María a lo largo de los años.
Smith, educadora jubilada, sirvió en casi todas las posiciones posibles en la parroquia, desde el consejo parroquial hasta el coro, y es la única feligresa viva que asistió a las fiestas de los aniversarios 25, 50 y 75 de la parroquia.
Smith notó que la diversidad de Santa María no es un fenómeno reciente. Décadas antes de que los inmigrantes de México y América Central y del Sur se mudaran al área de Greensboro, la parroquia experimentó afluencias de inmigrantes de Nigeria y otros países africanos, así como de vietnamitas, montañeses y hmong (un grupo étnico asiático).
“En el pasado no era una iglesia multicultural. Fue nuestra misión de color”, recordó Smith. Luego “llegó una gran cantidad de gente blanca”, trasladándose desde Nueva York después de la Segunda Guerra Mundial”. A medida que la parroquia se hizo más diversa, señaló Smith, “se fue mucha gente”, pero ella no. “No tengo ningún problema con el multiculturalismo. Todos somos uno. Dios nos hizo a todos. Así es como me siento”.
Santa María cuenta hoy con más de dos mil miembros de casi todos los continentes en la Tierra, y la fiesta de aniversario el 23 de septiembre reflejó esa diversidad con la Misa celebrada en inglés, español y vietnamita.
El festejo después de la Misa contó con música mexicana norteña y danza folclórica tejana, una danza tradicional vietnamita, un grupo de danza Igbo interpretando el tradicional ‘Nkwa Umuagbogho’ (‘Danza de la doncella’) y la presentación del equipo de danza de la Liga de Leones Vietnamita. Los Caballeros de Colón cocinaron 300 libras de carnitas de cerdo y más de 500 libras de pollo asado.
LEGADO DE SOLIDARIDAD
En su homilía, el pastor, padre vicentino Bill Allegretto, recordó a la congregación la historia segregada de la parroquia, cuando los católicos afroamericanos en Greensboro “construyeron un refugio, no un fuerte, sino un refugio, un puerto seguro, una morada donde se podía encontrar el amor de Dios una y otra y otra vez”.
“Lo hicieron enfrentando opresión. Lo hicieron enfrentando resistencia. Hicieron esto enfrentando violencia”, dijo el padre Allegretto.
“Querían devolver las gracias al Señor por todo lo que hizo, y lo hicieron con corazones agradecidos “, dijo. “Lo hicieron con corazones de amor frente a la destrucción y rechazo”. Y continuó: “Nuestros antepasados, y diré, nuestros antepasados, nos dieron un legado, nos dieron la esperanza de reunirnos como un pueblo católico de muchas culturas, muchas tradiciones”.
Al final de la misa, representantes de las diversas culturas de la parroquia, agradecieron al pastor saliente, Padre vicentino Charles Strollo, y dieron la bienvenida al Padre Allegretto como pastor entrante.
El presidente del consejo parroquial, Michael Diamond, y Virginia Smith presentaron regalos al padre Strollo, quien se mudará a Filadelfia.
Al padre Allegretto le entregaron un retrato de sí mismo enmarcado para colgar en la pared. El más reciente de una larga lista de retratos de pastores exhibidos allí que reflejan el legado de 90 años de la parroquia en Greensboro.
— Patricia L. Guilfoyle, Editora
