Cada 8 de diciembre la Iglesia celebra el dogma de fe que nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir desde el instante en que María comenzó la vida humana. Hay una idea popular que se refiere a la concepción de Jesús por la Virgen María pero no es a este hecho al que se refiere esta solemnidad, sino a la manera especial en la cual fue concebida María.
María es la “llena de gracia”, del griego “kecharitomene” que significa una particular abundancia de gracia, es un estado sobrenatural en el que el alma está unida con el mismo Dios.
Las devociones a la Inmaculada Virgen María son numerosas, y entre sus devotos destacan santos como San Francisco de Asís y San Agustín.
La Virgen María es Inmaculada gracias a Cristo su hijo, puesto que Él iba a nacer de su seno es que Dios la hizo Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ahí se demuestra cómo Jesús es Salvador en la guarda de Dios con María y la omnipotencia del Padre se revela como la causa de este don. Así, María nunca se inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que, como ser humano, era libre pero nunca ofendió a Dios y así no perdió la enorme gracia que Él le otorgó.
La Inmaculada Virgen María nos muestra la necesidad de tener un corazón puro para que el Señor Jesús pueda vivir en nuestro interior y de ahí naciese la Salvación. Y consagrarnos a ella nos lleva a que nuestra plegaria sea el medio por el cual se nos revele Jesucristo plenamente y nos lleve al camino por el cual seremos colmados por el Espíritu Santo.
Patrona de Nicaragua
En 1562, a causa de una depresión tropical, don Lorenzo de Cepeda, quien viajaba hacia Perú, tuvo que hacer escala en el Puerto de la Posesión, ahora llamado El Realejo, Nicaragua. Entre las cosas que traía consigo se destacaba una imagen de la Virgen de la Concepción.
Tras viajar a El Viejo, pueblo cercano, don Lorenzo depositó la imagen en la parroquia. Los indios y mestizos llegaban a admirar a la “Niña Blanca”. Pronto adquirió prestigio de milagrosa, pero don Lorenzo tenía que partir y, a pesar de las protestas y ruegos, empacó su bella imagen y se fue a El Realejo para embarcarse rumbo a Perú.
Cuando el barco se hizo a la mar, vino otra tormenta y el velero tuvo que regresar al puerto nicaragüense para evitar un naufragio. De nuevo Don Lorenzo se fue a El Viejo y el pueblo entero interpretó que la Virgen no deseaba irse, “la Inmaculada Concepción quiere quedarse”.
La devoción creció enormemente y hoy es venerada en un bellísimo altar de madera y oro donado por sus devotos por gracias concedidas.
La fiesta de la Purísima Inmaculada Concepción de El Viejo, patrona de Nicaragua, es celebrada con gran solemnidad iniciando con un novenario el 28 de noviembre.
El 6 de diciembre es el día de la “Lavada de la Plata”, una ceremonia religiosa con participación popular realizada en el previo Norte de la Basílica; luego el sacerdote sumerge la corona de la Virgen en un recipiente con agua, la que es repartida entre el pueblo.
A las 4 de la tarde, después del Santo Rosario, la Virgen es Ascendida a su camerín entre la alegría del pueblo que la despide con la fiesta de “La Gritería”.
¿Quién causa tanta alegría?
La fiesta de La Purísima es acompañada de cantos, fuegos artificiales, brindis de frutas, dulces y refrescos típicos. La gente recorre las calles al anochecer del 7 de diciembre y se detiene en las casas que tienen altares confeccionados especialmente para ese día. Al acercarse a la puerta, gritan “¿Quién causa tanta alegría?” y la gente, desde adentro, responde: “¡La Concepción de María!”. Con eso se inicia el canto.
El 8 de diciembre, día central de la Inmaculada Concepción, el programa comienza con las mañanitas a la Virgen con grupos musicales de la ciudad y departamento que llegan a sus pies a rendirle homenaje. A las diez se celebra la Misa solemne y a las 4 de la tarde sale una procesión que recorre la ciudad, entrando a las 9 y siendo despedida con mucho alborozo por los nicaragüenses.
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