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020119 March for Life SPanWASHINGTON, D.C. — Cientos de peregrinos de Carolina del Norte llegaron hasta la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en la capital del país el pasado 18 de enero, para atender la Misa celebrada por sus obispos, para luego dirigirse a la Marcha Nacional por la Vida que recorrió las principales calles de Washington.

La Misa anual de Carolina del Norte dando gracias a Dios por el don de la vida humana, es una tradición de larga data para las dos diócesis católicas del estado. La misa fue concelebrada por el obispo de Charlotte Peter Jugis y el obispo de Raleigh, Luis Zarama.

El Obispo Jugis, celebrante principal, dio la bienvenida a los asistentes a la Misa diciendo que “los fieles de todo el estado de Carolina del Norte han llegado juntos a esta Misa representado a las Diócesis de Charlotte y Raleigh, así como de muchas otras ciudades de los Estados Unidos. Venimos a ofrecer el sacrificio de Cristo, en acción de gracias a Dios por el regalo de la vida humana y por la protección de Dios a los no nacidos”.

Esta fue la primera Misa por la Vida en Washington para el Obispo Zarama desde que fue nombrado como Obispo de Raleigh en 2017.

“¡Dios mío!”, dijo al iniciar su homilía desde el alto púlpito de la Iglesia principal, mirando a la multitud que abarrotaba la Basílica. “No creo haber estado nunca tan alto, creo que voy a necesitar tomar una pastilla para el mareo”, bromeó.

En su mensaje, el Obispo Zarama invitó a los peregrinos a enfocarse primeramente en Dios, para fortalecer su fe y amor a Dios en orden para ayudar a construir una cultura de vida. “Entreguémonos a los brazos de aquel que realmente nos ama”, pidió Zarama.

Dios nos ha hecho con amor, continuó, y este hecho debería hacernos “saltar hacia lo alto” con gozo.

“Necesitamos celebrar la vida, ¿y cómo celebramos la vida? ¡Con gozo!”, dijo.

“Ese gozo es el que las personas están buscando ver en nosotros”, añadió. “La alegría de lo que creemos, la belleza de nuestra vida y el respeto por la persona humana, de principio a fin, y todo lo que hay entre estos extremos”.

El Obispo Zarama señaló que el estilo de vida del mundo moderno nos invita a poner en el mismo nivel el “amor” por Dios, nuestro prójimo y “cosas” como coches, mascotas y hasta alimentos.

“El amor debe ser por Dios, por nuestro prójimo, por nosotros mismos. No por pizza, no por su coche”, subrayó.

SORPRESIVAS PALABRAS

Cuando el Obispo Zarama concluyó su homilía y procedía a retirarse, sorpresivamente regresó al púlpito y dijo que, debido a que pensaba algunas personas presentes solo hablaban español, les dirigiría algunas palabras.

“Hay que entender que, especialmente en nuestra cultura, hay que perder la vergüenza de expresar amor”, dijo. “Uno no sabe qué tan importante es hasta que una persona viene y te dice ‘te amo’. En ese momento cambia todo”.

Zarama señaló que si no conocemos del amor no encontramos valor a la vida, “y por eso hay aborto, por eso hay eutanasia, por eso hay pena de muerte”. “Solamente con la dulzura de un corazón se puede transformar otro corazón. Solamente con la dulzura del amor se transforma otra vida”, subrayó.

Al término de la Misa, el Obispo Jugis pidió a todos llevar el espíritu de la Marcha por la Vida a sus parroquias “para continuar el trabajo que hemos comenzado aquí y el mensaje de Dios pueda difundirse a lo largo y ancho de nuestro país”.

Saliendo de la Basílica, los peregrinos se unieron a cientos de miles en la Marcha por la Vida en su recorrido desde el Mall hasta la Corte Suprema, en recuerdo del aniversario de la decisión Roe vs Wade de la Corte Suprema, por la que se legalizó el aborto en 1973.

A la marcha acudieron peregrinos de Belmont Abbey College, la escuela católica secundaria de Charlotte y delegaciones de varias parroquias de la diócesis de Charlotte.

El Obispo Jugis se unió a la marcha junto con sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas y laicos. Al llegar al edificio de la Corte Suprema rezaron juntos un Rosario.

“Ha sido hermoso ver a toda la Iglesia de los Estados Unidos reunida por los no nacidos, los bebés y todos los que, de una u otra manera, han sido heridos por la cultura de muerte; así como también junta en oración por la victoria de la cultura de la vida”, dijo el padre Peter Ascik, peregrino que viajó en compañía de la delegación de la Catedral San Patricio.

— César Hurtado, Reportero hispano

 

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