CHARLOTTE — La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de nacido un niño fuera presentado en el templo. Justamente el 2 de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, día en que celebramos el nacimiento de Jesús.
Por ello, en esa fecha, la Iglesia celebró la Fiesta de la Presentación del Señor, el Día de la Candelaria y la fiesta de la purificación de la Virgen María.
El Padre Gregorio Gay de Nuestra Señora de Guadalupe bendice las imágenes que sus parroquianos presentaron tras la fiesta de la Presentación del Señor. (César Hurtado, Catholic News Herald)
Mientras que la celebración en Estados Unidos destaca la bendición y procesión con las velas encendidas aclamando a Cristo como luz de las naciones, muchos católicos hispanos mantienen la hermosa costumbre de llevar los Niños Jesús de sus nacimientos al templo para presentarlos ante Nuestro Señor. Esta es una costumbre que tiene raíces bíblicas pues cuando hacemos la presentación de nuestros niños en el templo, estamos recordando lo que José y María hicieron con el Niño Jesús.
Sin embargo la tradición, especialmente en México, tiene una significación especial y se suele tomar la imagen del Niño, es decir la “levantada” del pesebre, para vestirlo con un traje, sentarlo en su silla y esperar la próxima navidad para nuevamente “acostarlo” en su pesebre el 24 de diciembre.
Gracias a la invitación de una familia que reside en la localidad de Pinnacle, Carolina del Norte, pudimos ser testigos de esta hermosa tradición familiar.
Mónica Martínez, del estado de San Luis Potosí, México, es una de las madrinas de las cuatro imágenes del Niño Jesús que Bianet Leonides mantiene con especial cuidado en su casa de esta localidad.
Para ella ser “madrina del Niño Jesús” es una costumbre muy bonita que mantiene desde su pueblo natal, El Refugio, Ciudad Fernández. “La llevo en mi corazón desde niña gracias a la tradición que heredé de mis padres y abuelos”.
Cualquier persona que tenga un Niño Dios en casa puede invitar a un amigo o familiar a ser padrino o madrina. La responsabilidad del padrino es llevar el vestido del Niño, proveer de dulces para la fiesta y estar siempre pendiente de la fecha en la que se va a “acostar” y “levantar” al Niño.
Normalmente al Niño se le “acuesta” el 24 de diciembre, en Nochebuena, y se le “levanta” regularmente el 2 de febrero, día de la Candelaria, o antes del miércoles de ceniza.
El día de la “levantada” es una ocasión especial. En la celebración se reza el Santo Rosario completo, ofreciendo oraciones y canciones al Niño Jesús.
Al terminar el rezo se “levanta” al Niño del nacimiento y, después de quitarle las ligeras vestiduras que cubren su desnudez, se procede a vestirlo con ropa de bebé que los padrinos han provisto.
Una vez vestidos, los niños son llevados por su padrino o madrina ante cada uno de los asistentes, quienes lo besan en la frente y reciben el agasajo de dulces y golosinas de parte de los padrinos.
Luego, con la ayuda de unas cintas se les sienta en una pequeña silla y así quedan listos para esperar una navidad más.
Más tarde llegará la cena que compartirán todos los asistentes, ofrecida por la dueña de casa, donde se saborean platillos tradicionales de la región de la que provienen los oferentes.
Si bien la fiesta este año se celebró en sábado, muchas familias llevan a sus Niños a presentarlos al templo durante la Misa del domingo siguiente.
Los sacerdotes celebrantes regularmente permiten que los Niños sean colocados cerca al altar y, al término de la misa, los bendice para que sean portadores de gracia y prosperidad al retornar a los hogares que los acogen.
Salustia Gutiérrez, madre de Bianet Leonides, dijo que en su casa son más de 20 años que se lleva a cabo este festejo, “que vamos a mantener para que nuestros niños sepan de donde somos, para que aprendan a convivir con otras personas y sepan lo que es verdaderamente celebrar el nacimiento del Niño Jesús”.
— César Hurtado, Reportero Hispano
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