CHARLOTTE — El 6 de marzo, Miércoles de Ceniza, inicia los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
“Es la puerta que nos lleva a dar inicio a la Cuaresma, tiempo propio para la reflexión, renovación, penitencia”, nos dice el Padre José Camilo Cárdenas, pastor de la Misión Holy Trinity en Taylorsville, Carolina del Norte.
La palabra ceniza, que proviene del latín ‘cinis’, representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un hábito penitencial para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
“Las cenizas puestas en la cabeza de los fieles nos recuerdan la caducidad humana. Somos seres limitados y pasajeros, lo que perdura es el espíritu, nuestro ser hijos de Dios, y por eso le dedicamos este tiempo”, amplía el Padre Cárdenas, asegurando que las cenizas como signo de conversión tienen un uso muy antiguo y se encuentra su registro en las Sagradas Escrituras, tanto en el Antiguo y Nuevo Testamento (Job 42, 3-6; Jr 3, 25-26; Dn 9, 3; Jonás 3; Mt 11, 21; Heb 9,13).
Para aquellos que ven algo “mágico” en el uso de las cenizas, el P. Cárdenas aclara que “no tiene nada de mágico, debe ser símbolo de que quiero una mejor vida, por eso busco convertirme de todo lo negativo, salir del descuido o desorden y buscar una mejor vida según el modelo de Nuestro Maestro Jesucristo”.
El sacerdote añade que la Iglesia no solo nos pide ir a la Iglesia a ponerse la Ceniza, “esta debe ir acompañada de la oración, el ayuno, abstinencia y ojalá participar de la Eucaristía y hacer alguna obra de caridad”.
El ponerse la Ceniza, según indica, “es aceptar con humildad nuestro ser limitado, perecedero, frágil pero con una gran esperanza de que nuestro Creador está ahí para ayudarnos, fortalecernos, para iluminar nuestras oscuridades. Por eso acudimos renunciando a cosas de este mundo, no porque sean malas, sino porque el apego a muchas de ellas nos hace mal, nos separa del creador, nos hacen menos solidarios y compasivos, no nos deja ver el sentido puro y verdadero de la vida”.
¿Sabías que?
- Las cenizas se producen de las palmas del Domingo de Ramos. Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.
- Las cenizas se imponen al término de la homilía. Las cenizas son impuestas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio». También pueden imponerse sin Misa, pero siempre por un sacerdote o diácono.
- No es necesario responder cuando el ministro impone las cenizas. Quien recibe las cenizas debe retirarse en silencio meditando la frase o invitación que la acaban de hacer.
- Las cenizas pueden ser recibidas por no católicos. Como especifica el Catecismo (1670 y siguientes) los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos.
- No es obligatorio recibir las cenizas, pero siempre es recomendable.
- No existe tiempo exacto para llevar las cenizas en la frente.
- En Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia para los mayores de 18 año y menores de 60.
—César Hurtado, Reportero Hispano. Aciprensa contribuyó con información.
Las personas reciben cenizas durante un servicio del Miércoles de Ceniza en la Iglesia Divino Redentor en Boonville en 2017. (Sergio Lopez | Catholic News Herald)