SALISBURY — Los tres líderes de las iglesias Católica Romana y Luterana Evangélica en Carolina del Norte fueron todo sonrisas el 29 de marzo, cuando se reunieron para orar juntos y reafirmar su compromiso de unidad cristiana.
El obispo Peter Jugis de la Diócesis Católica de Charlotte, el Obispo Luis Zarama de la Diócesis Católica de Raleigh y el Obispo Timothy Smith del Sínodo de la Iglesia Evangélica Luterana de Carolina del Norte en América, firmaron la última renovación del Pacto Luterano-Católico durante un servicio de oración realizado en la Iglesia Católica Sagrado Corazón en Salisbury.
En los comentarios de bienvenida como anfitrión, el obispo Jugis señaló la estatua del Sagrado Corazón de Jesús que se alza sobre el altar mayor de la iglesia. Mirando hacia ella, el obispo Jugis hizo notar que debe haber sido una imagen similar a la que vieron los apóstoles cuando Jesús resucitado ascendió al cielo.
La imagen de Jesús, con sus brazos extendidos en bendición, nos recuerda “que siempre estamos bajo la bendición protectora de Nuestro Señor”, dijo el obispo Jugis.
El Pacto Luterano-Católico está inspirado en el Señor resucitado, añadió, y en su oración “para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Tí, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú Me enviaste” (Jn 17, 21).
“Por 450 años, los católicos y los luteranos se tiraron piedras unos a otros. Ahora estamos hablando”, dijo el reverendo Carl MacKenzie, un pastor luterano retirado que participó en uno de los primeros pactos ecuménicos en Chicago en 1989. “Estoy muy feliz de vernos progresar en este viaje y espero que más personas sean atraídas en el espíritu de unidad”.
La firma del convenio de 2019 es la última expresión del ecumenismo entre las iglesias de Carolina del Norte, un esfuerzo que sus antecesores comenzaron en 1991.
Monseñor Michael Shugrue fue el oficial ecuménico de la diócesis de Raleigh en ese entonces. Él recuerda que los tres obispos, el obispo Joseph Gossman de Raleigh, el obispo John Donoghue de Charlotte y el obispo Michael McDaniel del Sínodo Luterano, desarrollaron una relación personal muy cercana y pasaron mucho tiempo juntos. Incluso compartieron un retiro de una semana en un monasterio trapense, y poco después se inspiraron para establecer el Pacto Luterano-Católico, subrayó.
El acuerdo hizo un llamado para que las iglesias luterana y católica oren la una por la otra, colaboren “para un ministerio más efectivo” y designen enlaces entre los ministerios, instituciones y agencias diocesanas y sinodales.
Copias del convenio fueron enviadas a todas las iglesias católicas y luteranas del estado para que sean puestas en sus paredes para que todos las lean.
La estrecha relación entre los tres líderes eclesiales de Carolina del Norte fue continuada por sus respectivos sucesores, quienes reafirmaron el pacto en 1996, 2001 y 2007.
Monseñor Shugrue dijo que está orgulloso del legado del Pacto Luterano-Católico, pero también sabe que es un trabajo en progreso, que exige a las personas de buena voluntad que reafirmen sus principios hoy.
Este esfuerzo ha sido parte del largo trayecto de la Iglesia hacia la unidad que indicó el Concilio Vaticano II. Hasta ahora, el diálogo ha generado acuerdos sobre la doctrina de la justificación, la resolución de los conflictos teológicos de Martín Lutero, el reconocimiento de un bautismo para la remisión del pecado original y el dogma del Credo Niceno.
En 2016, el Papa Francisco se unió a líderes luteranos en una conmemoración ecuménica conjunta del 500 aniversario de la publicación de Martin Lutero de Las 95 Tesis, ocurrida en 1517 y que provocó la Reforma protestante.
El 500 aniversario también fue conmemorado en 2017 por el Obispo Jugis, el Obispo Robert Guglielmone de Charleston, S.C., y los líderes de la Iglesia Luterana, Episcopal, Metodista, A.M.E. Zion, y las Iglesias Moraviana y Presbiterianas en Carolina del Norte y Carolina del Sur.
— Patricia L. Guilfoyle, editor