CONCORD — Cientos se dieron cita el Jueves Santo por la tarde para seguir las incidencias de la representación de la Última Cena que llevó a cabo un grupo de parroquianos de la iglesia Saint James the Greater en Concord.
Apenas pasadas las seis de la tarde dio inicio la obra de evangelización en la que participaron decenas de actores aficionados dirigidos por Juan Raúl Duarte, que representó a Jesús.
Duarte, quien tiene la experiencia de haber trabajado en puestas en escena en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, relató que, debido a numerosos eventos programados este año, el tiempo de ensayo fue muy limitado.
Sin embargo, pese al nerviosismo habitual, los actores se desempeñaron con gran naturalidad y conocimiento de sus parlamentos.
Duarte señaló que la obra es una adaptación que relata una narración de la visión que el apóstol Juan pudiera haber tenido de los hechos. Con base en los relatos de los Evangelios, recrea en ficción diálogos y situaciones particulares que pudieran haber sucedido durante la Última Cena y momentos posteriores, en los que Jesucristo es capturado por soldados romanos.
La obra inicia con instantes previos a la Última Cena, cuando Jesús lava los pies de sus discípulos. Tras la cena, partida de Judas y huída hacia el bosque, la obra concluye con entrega de Jesucristo por Judas.
Tomás Martínez, parroquiano de St. James, dijo que la tarea de representar al ‘traidor’ fue muy difícil, “pero le doy gracias al Padre por permitirme estar aquí y servirle a Él”.
Al término de la obra, cuando actores y ayudantes guardaban sus equipos y se cambiaban de trajes, Duarte dijo que “la mayor recompensa” por su participación y esfuerzo de producción no son los aplausos ni el reconocimiento del público, “si usted ve a su alrededor, son ellos, los hermanos, los amigos, el hacer nuevos amigos” que lo van a acompañar en momentos buenos y malos de la vida.
MISA Y LAVATORIO
Concluida la representación se dió paso a la celebración de la Santa Misa por parte de los sacerdotes Jerome Chavarria, pastor; Charlie Donovan, vicario parroquial y Fabio de Jesús Marín, director del Ministerio Hispano.
En su homilía, el Padre Chavarria, después de agradecer el esfuerzo del grupo actoral, señaló que, al igual que en la Última Cena, el lugar más importante del hogar es la mesa, donde se conversa, comparte y celebra en familia “para estar juntos” y “compartir historias de la vida, lo que es importante, lo que es bueno, los desafíos, el dolor, lo que nos trae paz”. Como en aquella oportunidad, dijo, refiriéndose a la Última Cena, “hoy los cristianos, como hermanos, se reúnen alrededor de esta mesa”, en alusión a la mesa del altar.
“Nos reunimos hoy para recordar lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo por nosotros”, resaltó. En relación con el hecho del lavado de pies, el Padre Chavarria anotó que el mensaje del Señor es claro, pues ha llamado al clero, a los servidores del pueblo de Dios, “a lavar pies”. “Si yo lo he hecho, lo debes hacer tú. En otras palabras, no tengas temor de ser un servidor”, dijo.
Al tomar la palabra, el Padre Fabio Marín subrayó el hecho que Jesús, “siendo un hombre poderoso”, hizo lo que hacía un esclavo de la Palestina de aquella época, “lavar los pies de sus amos”, que llegaban de transitar por calles polvorientas. “Jesús lo que estaba haciendo era una tarea de esclavo”, dándonos una enseñanza fundamental: “que tenemos que servir”.
“El servicio es una obligación de todo cristiano. Todos nosotros estamos llamados a servir”... “Y nos llenamos la boca diciendo que somos servidores. Si, es cierto, pero pensemos a quien servimos. Servimos a la familia, a los amigos, a las personas que queremos pero, ¿serviremos a los que no amamos? Ahí está la gran interrogante”, puntualizó.
Poniendo de ejemplo a Jesús, dijo que sirvió a todos sus discípulos, incluyendo a quien lo iba a negar y a quien lo iba a traicionar. Dirigiéndose a los fieles cuestionó, “¿acaso Jesús llegó a ellos y dijo, ¡ah no!, a tí no te sirvo porque eres mi enemigo?”. “Para Él todos eran sus hermanos”.
Durante la Misa se realizó el lavado de pies a doce feligreses de la parroquia. El lavado estuvo a cargo de los sacerdotes Chavarria y Marín.
—César Hurtado, Reportero Hispano
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