MORGANTON — El 31 de mayo se cumplieron cinco años de la ordenación al diaconado permanente de Miguel Sebastián, diácono que sirve en la parroquia San Carlos Borromeo en Morganton, localidad ubicada a poco más de 20 millas al oeste de Hickory.
Sebastián, nacido el 12 de septiembre de 1972 en el municipio San Rafael, La Independencia, departamento de Huehuetenango, Guatemala, confiesa ser cien por ciento guatemalteco y orgullosamente cien por ciento maya, destacada cultura milenaria que se desarrolló en Centroamérica.
Casado con Ana Sebastián, tiene tres hijos: Elizabeth, María y Josué.
En los años 80, su padre, Francisco, fallece como consecuencia de la guerra civil que causó un baño de sangre entre hermanos en Guatemala.
“Yo era muy pequeño”, cuenta, “y no pude entender la situación en ese momento. Mi madre tal vez nos descuidó un poco por ciertos momentos y yo tomé eso como algo muy negativo. Para llenar ese vacío me dediqué al alcohol”, relató.
En 1989 viajó a Florida con uno de sus familiares, donde se dedicó a labores agrícolas. Pero el vicio siguió haciendo estragos en su vida y lo llevó varias veces a ser detenido por las autoridades de policía.
“Llegó un momento en que ya no podía seguir en el vicio y comencé a buscar a Dios”, dijo. En 1991 conoció a quien luego se convertiría en su esposa y, de la mano de ella, inició su camino hacia el Señor.
El encuentro definitivo llegaría cuando, acompañado de su pareja, asistió a un retiro en Florida donde una mujer mayor le vaticinó que se convertiría en diácono.
“Fueron muchas las malas consecuencias por vivir de esa manera, en el alcohol, alejado de la Iglesia, pero el Señor tenía planes sin que yo supiera cuál era la visión de Él en mi vida”, dijo Sebastián, asegurando que desde que tomó la decisión de buscar a Dios vive, “alegre y feliz y más todavía en mi cargo como diácono”.
En 1992 se trasladó a Morganton, Carolina del Norte, donde se casó el 13 de noviembre de 1993. Desde entonces ha caminado junto a su esposa, con quien el año pasado celebró sus bodas de plata matrimoniales. “Ella es una mujer de oración que me ha apoyado bastante”, añade el diácono.
Juntos se acercaron a la Iglesia y sirvieron en diversos ministerios, lo que generó un vínculo mucho más estrecho entre los dos.
El diácono Sebastián se encuentra muy agradecido con la comunidad y le da mucho crédito a su párroco, Padre Ken Whittington, que lo apoyó “mucho cuando era tierno espiritualmente”. “Él ayuda mucho a la comunidad hispana que tiene grandes necesidades”, agregó.
El Diácono Sebastián fue una de las personas claves para que un proyecto de instalación de una radio comunitaria por internet fuera viable y se convirtiera en realidad. Convencido de la importancia de los medios masivos en la evangelización de hoy en día, asegura que “la radio es un medio del siglo XXI para llevar el mensaje y la doctrina de nuestra iglesia católica”. Radio ‘Alégrate María, de generación en generación’ se fundó hace 2 años y “está dando muchos frutos”, explicó el diácono.
Otro de los logros de la parroquia, del que es responsable en gran parte el Diácono Sebastián, es la integración de las diversas comunidades que se juntan para festejar su fe.
Su capacidad de comunicación en español, inglés y su lengua nativa guatemalteca hace que pueda atender a cualquier comunidad que lo necesite e invita al crecimiento de los grupos de apostolado que se multiplican en la parroquia.
El diácono afirma que desea mejorar las condiciones para las personas que trabajan en el servicio, que tienen esa pasión y están enamoradas de Jesús”, y destaca que en su comunidad todos, hispanos, anglos, afroamericanos, orientales, “entienden que tenemos que trabajar juntos porque somos de la misma Iglesia”.
Sebastián, quien encuentra especial gozo en la predicación y la Adoración Eucarística, asegura haber descubierto en el diaconado “el gran tesoro de la Iglesia que es la Eucaristía”. “Cuando sirvo lo hago con todo mi corazón. Es mi vida y mi pasión”, subrayó.
— César Hurtado, Reportero hispano