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Catholic News Herald

Serving Christ and Connecting Catholics in Western North Carolina
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080219 movementRUTHERFORDTON ­— El pasado sábado 20 de julio, numerosos integrantes de Emaús de la Diócesis de Charlotte respondieron al llamado para colaborar en una jornada de trabajo voluntario en lo que se espera pronto se convierta en la Casa de Retiro de este movimiento católico.

La convocatoria fue realizada por su guía espiritual, Padre Julio Domínguez, quien apoya decididamente los esfuerzos para concretar el sueño de contar con un centro que continúe la expansión del movimiento a través de la oferta de encuentros Emaús para las diversas comunidades católicas de toda la diócesis.

Temprano, desde las ocho de la mañana, comenzaron a llegar los más de setenta voluntarios para trabajos de limpieza, desmonte y recuperación de las áreas verdes del terreno.

Ante un sol abrasador y alguna amenaza de lluvia, el sonido de maquinaria para jardinería cesó alrededor del mediodía, cuando el Padre Domínguez sirvió unos deliciosos frijoles con carne y otros platillos que él mismo preparó.

Freddy García, miembro activo de Emaús de la parroquia San Luis Gonzaga en Hickory, explicó que el movimiento se expandió rápidamente en la zona montañosa de Carolina del Norte desde 2011, cuando el Padre Julio Domínguez llevó los encuentros, después de vivir uno en Carolina del Sur.

“Desde ese año estuvimos rentando lugares en donde hacer los retiros. Más, por la gracia de Dios, encontramos a una persona caritativa que nos donó un terreno para que pudiéramos construir un lugar para nuestros retiros”, señaló.

El lugar contaba con una edificación vieja, por lo que fue necesario derribarla desde sus cimientos para luego construir la nueva casa.

“Hoy hemos venido a limpiar los alrededores. Toda la mano de obra es parte del voluntariado de los miembros de la familia de Emaús, y todo lo que se hace y tiene aquí, es donado, monetaria así como materialmente”, añadió García.

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EN MARCHA

El proyecto en construcción, que se encuentra bastante adelantado, consta de un salón de charlas en el primer piso. En el sótano se ubicará la cocina y comedor, en el segundo piso se instalará la capilla. Para más adelante, en una segunda fase de desarrollo, se planea que a la par del edificio puedan construirse los dormitorios.

En las faenas de construcción y habilitación del terreno han participado tanto hombres como mujeres, todos integrantes del movimiento Emaús de varias comunidades de los vicariatos de Charlotte, Hickory, Salisbury, Boone, Asheville y Smoky Mountains.

Regularmente se reúnen hermanos de toda la zona para trabajar en labores de construcción. En esas ocasiones, familias completas, hombres y mujeres aportan su granito de arena para apoyar el proyecto y concluyen la jornada de trabajo almorzando juntos en el césped, compartiendo los alimentos.

La convivencia y trabajo en equipo es una actividad que describe muy bien a los hermanos Emaús, por lo que García afirma que han adaptado la denominación del movimiento y ahora la llaman “familia”, “ya que somos verdaderamente una familia que está al servicio, al cuidado, a la orden de nuestros párrocos”.

“Quisiéramos pedir sus oraciones e invitamos a todos los que deseen ayudarnos o visitarnos que se acerquen a vernos. Estamos en la carretera 64, entre Morganton y Forest City. Vengan, los esperamos”, finalizó.

 — Sergio López, Corresponsal

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Carta al movimiento Emaús Queridos hermanos,

Quiero dirigirme a ustedes como director espiritual para responder a una pregunta que uno de ustedes me dirigió y que es esencial para todos nosotros: ¿qué es lo que espera de nosotros, sus hijos y miembros de Emaús?

He aquí lo que espero de cada uno de ustedes y me gustaría que un día se tomen el tiempo para platicarlo en sus grupos.

1. Que los miembros de Emaús tengan un compromiso real con el Señor y busquen con toda la codicia de su corazón una exquisita relación con Él. Que nunca se olviden del gran regalo que nos quiso dejar a la Iglesia, comprometiéndose Él a estar con nosotros todos los días en el Santísimo Sacramento del Altar. Regalo que supera nuestra capacidad de comprensión, pues es el extremo del amor, pero que debemos ir comprendiendo, viviendo, gozando y enamorándonos de este divino Sacramento.

2. Nadie ama lo que no conoce y este es el siguiente punto que quiero pedirles. No podemos vivir en la ignorancia pues nos afecta en todos los campos y es por eso que muchos se desaniman. Si no tenemos diariamente contacto con las Sagradas Escrituras y el Catecismo de la Iglesia vamos a seguir tomando decisiones de acuerdo al mundo y no de acuerdo a Dios.

Entre más conocemos quién es Dios y lo que Él quiere de nosotros, más iremos buscando su voluntad y perfeccionándonos en la caridad. “Si conocieras el don de Dios y quién es quién te pide de beber” le dijo el Señor a la samaritana, es decir, si conociéramos cómo es y la sed que tiene de que lo conozcamos, realmente cambiaría nuestro modo mundano de pensar.

3. Hace días, platicando con uno de los miembros me decía: “Padre, si yo no hubiera vivido el retiro, me hubiera quitado la vida. Estaba al filo de hacerlo pues la vida para mí ya no tenía sentido”. Otro me comentó: “Padre, mi familia ya estaría destruida si no hubiéramos entrado en este movimiento”, y otro más me dijo: “Padre, yo no tenía familia y vagaba por este mundo con la tristeza de no saber qué hacer y en el grupo encontré lo que buscaba”. Ante estos testimonios me doy cuenta que nuestras relaciones con los hermanos son súper necesarias pues le dan sentido y calor humano a mucha gente. Sin embargo, es de donde más quejas recibo de falta de caridad y malos entendidos.

Yo sé que la relación humana es difícil, pero es precisamente lo que nos pide el Señor, que sobrenaturalicemos nuestras relaciones humanas en el amor, anclado en un profundo amor a Dios y desde allí amar al prójimo. Si esto hacemos, siempre iremos en las vías del verdadero amor.

Debemos ver al prójimo desde la dimensión de Dios. Dios lo creó, Dios le dio la impronta de su ser, Dios lo hizo su imagen y Dios desea salvarlo. ¿Quiénes somos nosotros para despreciar, juzgar u ofender al prójimo? Por el contrario, debemos de buscarlos y tratar de que ellos se sientan bien y encuentren una comunidad de hermanos en Cristo para crecer en Dios. Si esto hacemos, daremos un paso grandísimo hacia la felicidad.

4. Otro punto es la conversión personal. Cada día tengo que estar al pendiente de cómo voy avanzando y creciendo en mi configuración con Cristo. Se trata de mirar a Cristo, tomar su forma y figura. Es decir, nuestro crecimiento espiritual tiene que hacernos sentir con Cristo y pensar como Cristo.

A veces estamos atentos a los hermanos y es por eso que fallamos, pues nos damos cuenta de que tienen muchos defectos. No mires la paja en su ojo cuando tú tienes una viga que no te deja ver tu imperfección. Se trata de mirar a Cristo, el modelo perfecto, y seguirlo diariamente con voluntad y decisión de ir avanzando y pareciéndonos más a Él. Pero, Padre ¿cómo es Cristo? Lo encontrarás en el Evangelio.

5. Quiero que el movimiento brille en las parroquias, no como algo anexo o algo que quiera llevar control, sino como miembros que con humildad sirvan en los diferentes ministerios, sin tomar o buscar ningún poder o puesto, al menos que de plano el párroco te pida colaborar con eso.

Nosotros somos servidores de Dios y de los hombres, y desde el principio les dije que si íbamos a servir en las parroquias lo haríamos desde abajo, limpiando baños, teniendo la casa de Dios limpia, recibiendo con amor a los hermanos.

No cambien estos puntos por favor. No digo que no participen en otros ministerios, pues sé que muchos de ustedes tienen la capacidad de hacerlo, pero no se engañen en decir que están sirviendo al Señor si solo están buscando puestos.

6. Por último, les pido la virtud, reina de la caridad. Es necesario que trabajemos en ella, siempre buscar amar al prójimo por amor a Dios. De ella nacerá la virtud, guerrera de la humildad, que nos hace semejantes a Cristo.

Entre más vivamos esta virtud, dejaremos de actuar nosotros y permitiremos a nuestro Señor actuar en nuestras vidas, de esta manera diremos como el apóstol: “No soy yo quien vive en mí, sino Cristo quien vive en mí”. Llevemos la persona de Cristo al hermano que tanto lo necesita.

Ánimo hermanos, espero mucho de ustedes y sé que iremos transformando nuestra Iglesia con nuestro ejemplo y compromiso real con Cristo.

Si no perteneces a la familia de Emaús, quiero que sepas que este es el perfil que todo buen cristiano debería de estar viviendo.

— El Padre Julio Domínguez es director espiritual del movimiento Emaús de la Diócesis de Charlotte.