Por estos días se despierta cada una gran conmoción entre los católicos con la pregunta que si se puede celebrar Halloween o no.
Quiero aclarar que no es mi punto determinar si debemos o no celebrarlo, pues cada uno de nosotros debemos de sacar nuestras propias conclusiones y celebrar aquello que como cristianos estamos supuestos a celebrar.
Nosotros, los católicos, celebramos la víspera de Todos los Santos que ya están triunfantes en el cielo y, como tal, recordamos sus vidas y su poderosa intercesión por nosotros. La Iglesia ha señalado esta especial ocasión como Solemnidad para darle la importancia que tiene y hacernos recordar que los mejores amigos de Dios piden por nosotros.
Si somos conscientes de lo que pasa, vamos a ver que el mundo siempre va a presentar algo diferente y superficial a los cristianos para distraer nuestra atención y quitarnos lo sagrado. Y así, tenemos que en Navidad se evita hablar del Niño Dios y se enfatiza a Papa Noel; en la Semana Santa se quita la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y se promueven las vacaciones; en la Pascua se quita la Resurrección y se ponen huevos escondidos. De este modo, no es raro que en el día de Todos los Santos, precisamente en la víspera, se destruya la idea de ser santos, como Nuestro Padre celestial es Santo, por la ridícula fiesta de Halloween.
El punto está en conocer qué es lo que se celebra en Halloween. Sabemos que, aunque algunas personas de buena voluntad han querido cristianizar la fiesta, en realidad lo que se está celebrando es el nacimiento del demonio. Y también sabemos que en esa noche son consagradas muchas almas a él y que se hacen profanaciones aberrantes de la Eucaristía durante las misas negras que se celebran.
Los cristianos en modo alguno debemos de participar directa o indirectamente en estas celebraciones, pues eso ayuda a que la fiesta se haga más popular y el demonio gane terreno.
Nosotros debemos de celebrar a los Santos. Las parroquias deben de despertar y hacer posible celebraciones hermosas de la Misa y también fiestas en las que los niños se vistan de santos y, de alguna manera, se les de a conocer sus vidas con breves relatos.
Sé que la reacción de muchos será afirmar que se trata de “una fiesta inocente... y con que lo hagas con buena intención”, a lo que yo te respondo: si hay una procesión de personas que están a favor del aborto y van a pedir al presidente que se legalice el aborto y tú te unes a esa procesión, aunque tengas la mejor intención ya te haces parte de esa procesión y haces ver que hay muchas personas que creen en eso.
Así que toma conciencia y piensa lo que celebras y a quién celebras.
Que nosotros los cristianos celebremos el día de los Santos que desde el cielo nos acompañan y piden por nosotros.
Padre Julio DomÍnguez es coordinador del ministerio hispano de la vicaría de Smoky Mountain.
Los fieles Difuntos
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Los fieles Difuntos
Por allí surgió la preocupación de que si la tradición mexicana de levantar un altar el Día de los Fieles Difuntos es algo pagano e incluso anticristiano y demoníaco.Ante la importante pregunta, esta es la respuesta que puedo darles.
Los misioneros franciscanos introdujeron en México esta costumbre para enseñar a los indígenas el rezar por las almas del purgatorio, al igual como les ilustraron a través de las piñatas que debían de romper cualquier relación con el enemigo.
En los altares de muerto siempre se pone un Crucifijo en la parte de arriba, recordando que a través de sus méritos nos vino la salvación. También se ponen desde la parte de arriba hacia abajo, formando un triángulo, imágenes de santos, significando que ya fueron redimidos y que nos esperan en el cielo.
En el medio, debajo de Cristo y entre las imágenes de los santos, se colocan las fotografías de nuestros difuntos, de quienes en realidad no sabemos si están en el cielo o todavía se encuentran en el purgatorio.
La tradición incluye colocar en el altar imágenes de calaveras, y esto es lo que a algunos les resulta sospechoso. Pero, en realidad, no tiene en modo alguno ninguna relación con lo oculto o la famosa ‘santa muerte’.
La verdad es que estamos celebrando el Día de los Muertos y pedimos por ellos, por nuestros muertos, para que si están en el purgatorio salgan de allí.
Si nosotros observamos bien, en algunas imágenes de los santos éstos generalmente se representan con una calavera en la mano o cercana a ellos. Eso les ayudaba a pensar contínuamente que tarde que temprano morirían y tendrían su juicio.
De la misma manera, nosotros no celebramos en sí la entidad de la muerte, sino a nuestros fieles difuntos y pedimos por ellos con la Santa Misa en la Iglesia y con el Rosario u otras oraciones de difuntos en nuestras casas.
Qué bueno y saludable sería que todos los cristianos del mundo pudiéramos prepararnos y recibir la comunión en este día por las almas del purgatorio. Sería el mejor regalo que podríamos darle a estas almas esperanzadas en llegar a la presencia plena de Dios.
Muchas familias tienen la costumbre de ir al cementerio en este día, arreglar las tumbas y poner flores. Nada de esto es algo negativo o malo, por el contrario se lleva a cabo el propósito de los misioneros franciscanos de que en este día recordemos a las almas del purgatorio.
Algunas cosas que debemos de evitar, y que a veces se pone mucho énfasis en ellas, es el poner sobre el altar recordatorios de vicios que nuestros difuntos tenían (tequila, cigarrillos, drogas y otras cosas). Eso no es cristiano y mucho menos si esto llevó a una enfermedad a nuestro difunto. Sería como acusarlos más que ayudarlos.
Quiero recordar que el punto principal de esta práctica es pedir por nuestros difuntos en el purgatorio y lo que menos me gustaría es ver desaparecer esta maravillosa tradición, pues por siglos ha llevado a la gran nación mexicana a pedir por sus difuntos.
Sé que un sacerdote muy famoso de otra nación criticó esta devoción que tenemos los católicos mexicanos pero, al ser de otra nación, no entendió el profundo contexto cultural y espiritual de esta tradición. Y por eso muchos se han confundido.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en Paz. Así sea.
Padre Julio DomÍnguez es coordinador del ministerio hispano de la vicaría de Smoky Mountain.
Ocho símbolos que no deben faltar en un altar de muertos
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Ocho símbolos que no deben faltar en un altar de muertos
Tener 3 niveles
Los tres niveles en el altar de muertos guardan relación con los “niveles” de la Iglesia: la Iglesia militante, quienes vivimos en la tierra; la Iglesia purgante, las almas de los fallecidos que se encuentran en el purgatorio para prepararse para la visión beatífica de Dios; y la Iglesia triunfante, que se encuentra en el Cielo.Un arco
Sirve de alegoría a la puerta de entrada al Cielo.La Cruz y una imagen de la Virgen
La Cruz nos recuerda la muerte de Cristo, que entregó su vida por nuestros pecados, pero que con su resurrección triunfó sobre la muerte y nos abrió las puertas del Cielo. La imagen de la Virgen María nos recuerda que es nuestra madre e intercesora.Agua bendita
Nos recuerda el agua bendita usada en nuestro bautismo, que nos convierte en hijos de Dios, miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia.Fotografías de nuestros seres queridos
Nos ayuda a recordarlos y a tenerlos presentes en nuestras oraciones.Veladoras
Se coloca una por cada ser querido fallecido, y simbolizan la luz de Cristo, así como la fe y la esperanza.Comida
En el altar de muertos se suele poner como recuerdo de nuestros seres queridos fallecidos sus platos de comida predilectos.Flores de cempasúchil
Representa la luz del sol y es parte de las tradiciones precolombinas mexicanas, que creían que guiaba a los muertos hacia el altar. Habitualmente se colocan formando una cruz.— Condensado de Aciprensa
Por allí surgió la preocupación de que si la tradición mexicana de levantar un altar el Día de los Fieles Difuntos es algo pagano e incluso anticristiano y demoníaco.
Tener 3 niveles