El 6 de julio se celebrará la fiesta de Santa María Goretti, a quien el Papa Pío XII definió como “pequeña y dulce mártir de la pureza”.
María nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Tercera de siete hermanos de una familia pobre, al día siguiente de su nacimiento fue bautizada y consagrada a la Virgen.
Luigi Goretti, padre de María, falleció de paludismo. Su esposa, Assunta, tuvo que trabajar dejando la casa a cargo de los hermanos mayores.
María desde muy chica anhelaba recibir la Sagrada Eucaristía. El 29 de mayo de 1902, después de recibir la ayuda de todo el pueblo, hizo su Primera Comunión, la que acrecentó en ella el amor por la pureza, animándola a tomar la resolución de conservar esa angélica virtud a toda costa.
Debido a su condición económica, la familia Goretti compartía la cocina con una familia de apellido Serenelli. El hijo mayor de esta última, Alessandro, comenzó a hacer proposiciones deshonestas a la inocente María, quien rechazó la adulación y amenazas.
La víspera de su muerte, María pide llorando a su madre que no la deje sola, pero, al no recibir más explicaciones, ésta lo considera un capricho y no concede ninguna importancia a aquella reiterada súplica. Alessandro había amenazado de muerte a María si contaba algo.
El 5 de julio, Alessandro tomó violentamente del brazo a María y la arrastró hasta la cocina, trancando la puerta. Al no conseguir que la víctima se someta, la acuchilló.
María recibió catorce heridas graves y quedó inconsciente. Los vecinos llamaron al médico y a los guardias, que llegan a tiempo para impedir que los vecinos, muy excitados, den muerte a Alessandro en el acto.
Al llegar al hospital, los médicos se sorprendieron de que la niña todavía no haya sucumbido a sus heridas. Al diagnosticar que no tiene cura, llamaron al capellán. María se confiesa, no deja de rezar y ofrece sus sufrimientos a la Santísima Virgen, Madre de los Dolores.
En el momento de darle la Sagrada Comunión, el sacerdote le preguntó si perdonaba de todo corazón a su asesino. Ella respondió, “sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado. Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado”.
Finalmente, María entró en la gloria inmensa de la Comunión con Dios Amor. Es el día 6 de julio de 1902, a las tres de la tarde.
Alessandro fue condenado a 30 años de trabajos forzados. Después de tener un sueño donde se le apareció María, vestida de blanco en los jardines del paraíso, Alessandro escribió a Monseñor Blandino, obispo de la diócesis donde está la prisión: “Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios públicamente, y a la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra”. Su sincero arrepentimiento y su buena conducta en el penal le devuelven la libertad cuatro años antes de cumplir la pena. Después, ocupó el puesto de hortelano en un convento de capuchinos, mostrando una conducta ejemplar, y fue admitido en la orden tercera de San Francisco.
Gracias a su buena disposición, Alessandro fue llamado como testigo en el proceso de beatificación de María. En la Navidad de 1937, Alessandro se dirigió a Corinaldo, lugar donde Assunta Goretti se había retirado con sus hijos. Nada más llegar ante ella, le preguntó llorando, “Assunta, ¿puede perdonarme?”. “Si María te perdonó”, balbuceó ella, “¿cómo no voy a perdonarte yo?”.
María Goretti, santa patrona de los niños abusados y víctimas de violación fue elevada a los altares el 24 de junio del año 1950 por el papa Pío XII en Roma, Italia.
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