CHARLOTTE — Un grupo de damas consagradas al Inmaculado Corazón de María de la parroquia Santo Tomás de Aquino iniciaron el pasado 6 de agosto una nueva jornada de preparación con el objetivo de consagrar a más de 70 personas el próximo 8 de septiembre, día en que se celebra la Natividad de la Virgen María.
Así lo dio a conocer Elizabeth Albarracín, organizadora de las consagraciones en la parroquia Santo Tomás, durante la sesión de información online que realizaron el martes 4 de agosto, a través de la plataforma zoom, desde los exteriores de la iglesia ubicada en la zona universitaria de la Ciudad Reina.
En la jornada participó el Diácono Darío García, coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Hickory, quien explicó el proceso y compromiso que se adquiere con la consagración.
El Diácono García conduce desde hace muchos años la Misión del Santo Rosario en la parroquia San José en Newton, donde participan activamente más de 300 familias en este grupo.
“Las consagraciones se inician generalmente por una devoción especial por la Virgen María”, dijo el diácono, aunque “la idea es consagrar familias, no personas”, que luego, entrando en una comunión de corazones, se consagrarán a los Sagrados Corazones, “es decir, al Inmaculado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús”.
A través de un proceso de 33 días, en el que se sigue una guía y reza diariamente el Santo Rosario hacia un glorioso amanecer, se llega a una ceremonia de consagración y se adquieren serios compromisos.
“Es un proceso de 4 semanas en los que nos inspiramos y examinamos la vida de San Luis María de Montfort, San Maximiliano Kolbe, Santa Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II para, al igual que ellos, ser completamente de María y entregarnos a ella”, dijo el Diácono García.
Los cinco días finales son de síntesis para repasar la vida de estos santos sin dejar de rezar el Rosario. Al terminar los 33 días pasan al día definitivo de la consagración donde se les concede una medalla y un escapulario a quienes completen la exigente preparación.
Sin embargo, la consagración exige el cumplimiento de serios compromisos como son rezar el Santo Rosario diariamente, la renovación de las promesas bautismales, la dedicación de los primeros sábados a la Virgen y la promesa de convertirse en misionero, “en el llamado a otros para que, gracias a la Virgen, también estén protegidos contra el demonio”, según asegura el Diácono García.
María Paz Eckmann, parroquiana de Santo Tomás de Aquino e integrante del equipo organizador, dijo que consagrarse a María genera un cambio total “no solo para el alma sino para las familias”. “Tomamos el camino de María, camino perfecto y corto hacia Jesús, porque nuestra madre así nos lo pide desde 1917 en Fátima”, y su amor de madre “nos va trabajando, poquito a poquito, porque ella es el misterio perfecto”.
Destacó que uno de los cambios radicales es el crecimiento de la fe. “No es como una varita mágica”, pero les inspira un deseo ferviente de seguir la voluntad de Dios.
“Nos da un fuego para ser parte del ejército de la misión de Dios. La Virgen quiere formar ejércitos para llevar las almas al trono de Dios”.
Por su parte Albarracín señaló que en su caso personal la consagración fue de gran ayuda para su familia. “Mis compañeras me dijeron que había que agarrarse de la Virgen para poder resolver mis problemas y decidí darle el ‘Sí’ a María, doblar mis rodillas. Mi fe ha aumentado mucho y pude ver cambios para bien en toda mi familia. He sido muy bendecida”.
Mónica Walker, especialista que tiene a su cargo el manejo de las redes sociales de la campaña de consagración, dijo que son más de setenta las personas las que han asumido el compromiso de participar en esta consagración, algunas desde Puerto Rico, Perú y Colombia. “Hemos encontrado esta vía para continuar nuestra misión durante el tiempo de pandemia”, señaló.
Las consagraciones al Inmaculado Corazón de María iniciaron en 2017 en la parroquia Santo Tomás de Aquino. Hasta el momento se han realizado tres jornadas de consagración con la ayuda de las misiones de las parroquias San Marcos en Huntersville y San José en Hickory.
— César Hurtado, Catholic News Herald