CHARLOTTE — El 2 de febrero se festejará la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, en conjunto con la celebración de la Virgen de la Candelaria.
Aunque la fiesta cae fuera del tiempo de navidad, es una parte integrante del relato. Navidad, epifanía, presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.
Se cuenta que la Iglesia de Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV pero a los cuarenta días de la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero.
Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como ‘La fiesta del Encuentro’, nombre muy significativo que destaca un aspecto fundamental: el encuentro del Ungido de Dios con su pueblo.
San Lucas narra el hecho en el capítulo 2 de su evangelio. Obedeciendo a la ley mosaica, los padres de Jesús llevaron a su hijo al templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo al Señor y hacer una ofrenda por él.
La bendición de las velas (candelas) antes de la misa y la procesión con las velas encendidas son parte de la celebración actual.
Para el Padre Fidel Melo, ex director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte, la Candelaria es una fiesta muy hermosa donde se aprecia la vida. “En México, donde tenemos un mosaico de cultura, es todo un ritual familiar”, afirma el P. Melo.
“La Navidad es para recibir de nuevo la espiritualidad, el calor, el amor de Dios que se encarnó en la forma de la divina infancia de Jesús”. Y nosotros, los hispanos en general, la rodeamos “de todos estos elementos devocionales que nos ayudan a profundizar nuestra relación, nuestro amor, nuestro cariño y nuestra apertura a la presencia de Dios encarnado en nosotros”, añade.
Es así que, por ejemplo, en algunos hogares las familias piden a un familiar o amigo que sea el “padrino” del Niño Dios de su nacimiento.
El día 24 de diciembre, previo a la natividad del Señor, el padrino, que es elegido por tres años para representar su función, vestirá al Niño y lo colocará en el nacimiento o belén.
Regularmente, el día 2 de febrero, cuarenta días después del nacimiento, se celebrará la “levantada’’ del Niño y se le colocará sus nuevos vestidos.
En ambas ocasiones, el padrino ofrecerá lo que se llama un “aguinaldo”para los niños y una comida para los adultos.
Para el Padre Melo, este devocional es un momento de familia, de compartir la mesa, el pan, finalmente un símbolo de compartir la vida.
“De hecho, ¿cómo se simboliza la vida eterna que nos da Cristo? Con el pan que en aquel tiempo se comía, y lo que se bebía que era el vino. Con nuestra comida de hoy simbolizamos también el alimento y compartimos la vida que Dios nos ha dado. Ese mismo Dios que celebramos ahí lo compartimos en el pan, no solo espiritual sino también material que nos da para sostener esa misma vida que Él nos ha dado”.
“Los latinos tenemos una riqueza grande en nuestras tradiciones profundamente arraigadas en la vida”, subrayó.
Regularmente, las familias presentan las imágenes de sus niños Dios muy bien vestidos en la Misa de la Fiesta de la Candelaria, los colocan bajo el altar y esperan que al término de la Misa el sacerdote bendiga las imágenes.
Además, el día 2 de febrero, día de la Presentación del Señor y Día de la Candelaria, se debe cumplir una promesa realizada el 6 de enero, Día de Reyes, cuando en familia se comparte un pan dulce llamado Rosca de Reyes. La persona que encuentra una pequeña figurilla de un niño dentro del pan debe ofrecer tamales y atole en la fiesta de la Candelaria.
Y respecto a la Rosca de Reyes, ¿sabes cuál es su significado? -pregunta el Padre Melo. “La forma ovalada simboliza el amor eterno de Dios que no tiene principio ni fin. Comer el pan se relaciona con la comunión de Jesús. Los frutos secos simulan las joyas de los Reyes Magos y significan paz, amor y felicidad. El niño escondido recuerda el momento cuando José y María escondieron al niño Jesús para salvarlo de Herodes. Y, si al partir la rosca te toca el niño Dios, es una bendición porque lo cuidarás y vestirás para presentarlo en el templo el 2 de febrero”.
— César Hurtado, Reportero
En la fiesta de la Candelaria, los fieles suelen colocar a sus ‘Niños Dios’ ante el altar durante la celebración de la Misa que recuerda la Presentación de Jesús en el Templo. Estos devocionales, dijo el Padre Fidel Melo, “son momentos de familia, de compartir la mesa, el pan”, que nos acercan más a Dios. (César hurtado | Catholic News Herald)
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