SALISBURY — Atendiendo el urgente llamado de Caridades Católicas de Estados Unidos, la hermana Juana Pearson viajó el sábado 1 de mayo a McAllen, Texas, en auxilio del personal que atiende la emergencia migratoria fronteriza en la que miles de niños no acompañados llegan al país huyendo de la violencia en sus países de origen.
Según nos informó la hermana Juana, la Conferencia de mujeres líderes religiosas (LCWR) solicitó a todas las congregaciones en Estados Unidos si podrían permitir que algunas de sus monjas sirvan en los refugios ubicados a lo largo del estado de Texas.
La hermana Juana Pearson pertenece a la congregación de las Hermanas de San José, en Philadelphia, y es coordinadora del Ministerio Hispano del Vicariato de Salisbury.
El Servicio Católico de Noticias reportó que desde el pasado mes de febrero, la hermana Norma Pimentel, Misionera de Jesús y directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande en la Diócesis de Brownsville, inició el proceso de ayuda a solicitantes de asilo que se encontraban a la espera en territorio mexicano, desde que los Protocolos de Protección al Migrante de la administración de Donald Trump -también conocidos como el programa “Quédate en México”- se pusieron en marcha durante el verano de 2019. La mayoría en el campamento son familias con niños menores de 7 años.
La crisis migratoria se agravó con la llegada de miles de niños no acompañados que huyen de la violencia en Centroamérica y México. Los servicios de refugio y salubridad se vieron desbordados, así como el personal voluntario que sirve desinteresadamente.
La hermana Juana afirma que el lunes, después de Pascua de Resurrección, llegó a sus manos el llamado de auxilio. Después de considerar su estado de salud, edad y trabajo pendiente en la diócesis, puso en oración su decisión.
El martes siguiente, su congregación respondió positivamente y, tras contactar a Caridades Católicas de Estados Unidos, recibió la llamada de la oficina en McAllen requiriendo su presencia lo más pronto posible. Debido a que ya había recibido su segunda dosis de inmunización contra el COVID-19, se programó su salida para el primer día de mayo.
“Oré antes de presentarme. ‘Señor, quisiera hacer algo más’, le dije y sé, en mi corazón, que Dios quiere que esté allí. No sé por qué pero si se que quiere que esté allí”, nos dijo.
“La gente es tratada malamente, no son bienvenidos. Sé que algunas personas están atacando a los voluntarios. Ellos no solo necesitan mis oraciones sino también mis manos en acción”, añadió.
La hermana Juana es consciente que algunas personas que conoce pueden no apoyar su decisión. “Tengo que responder ante Dios la vocación que me entregó. Mi compromiso con el Señor fue hacer su voluntad con la energía que él me otorga. Ante Dios puedo decir que respondió a mis oraciones, que hice frente a mis responsabilidades y las tomé. Sé que es lo correcto que debo hacer y no me intimida ni asusta que mis acciones no complazcan a algunas personas”.
Respecto a sus expectativas, la hermana Juana espera que la visita la transforme. “Sé que voy a regresar con un cambio para bien. Mi corazón y mis ojos estarán más abiertos de lo que hoy están, al igual que mi compromiso con la gente”, finalizó.
Más online
En www.catholiccharitiesrgv.org: Encontrará mayor información sobre Caridades Católicas de la Diócesis de Brownsville que atiende el refugio para migrantes en McAllen, Texas.