Querido pastor de Shelby falleció a los 53 años
SHELBY — “¡Viva Cristo Rey!” proclamaron los feligreses de la Iglesia Santa María Auxiliadora al despedirse el miércoles de su párroco, el Padre Michael Kottar.
El Padre Kottar, de 53 años, falleció el 22 de mayo después de presentar batalla a una rara infección cerebral llamada enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Había servido como sacerdote católico durante casi 28 años, la mitad de los cuales pasó en la parroquia de Shelby.
El Obispo Peter Jugis celebró una Misa de Cuerpo Presente el 2 de junio en la iglesia, que se llenó completamente con los feligreses, familiares y amigos del Padre Kottar y sus compañeros sacerdotes.
Cuando terminó la Misa fúnebre y el ataúd del Padre Kottar salía en procesión de la iglesia, los feligreses gritaron “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey!” mientras se secaban las lágrimas de los ojos.
Un amigo cercano del Padre Kottar pronunció la homilía. El Padre James M. Cox, pastor de Annunciation B.V.M. Church en Havertown, Pensilvania, relacionó el sufrimiento físico del Padre Kottar en sus últimos días con los sufrimientos de los santos a los que tenía devoción, entre ellos, Santa Teresa de Lisieux y Santa Rita de Casia. Como los santos, dijo el Padre Cox, “estaba, de hecho, ansioso por ver a Dios, sabiendo que nada en esta vida pasajera podría apartarlo de lo que más importaba: estar con Dios”.
“Como un sacerdote fiel”, dijo el Padre Cox, “se presentó a Cristo en su propia cruz como un regalo de amor, buscando solo participar en Su resurrección en el último día.
Esa es la esperanza de todo cristiano: la vida eterna con Dios”.
Durante la celebración de la Misa fúnebre por el reposo del alma del Padre Kottar, el Padre Cox dijo, “lo hacemos sabiendo que él se presenta ante el trono de Dios como sacerdote, marcado desde el momento de su unción. Él lleva consigo todas las oraciones que se le han confiado, cada pecado jamás confesado, cada cruz que se ofreció a
llevar, y cada Santa Comunión con Dios que hizo posible a través de Su gracia cada día”.
Después de la Misa, el entierro se realizó en privado en el cementerio de la Abadía de Belmont.
Michael T. Kottar nació el 6 de diciembre de 1967 en Youngstown, Ohio, hijo de Michael y la fallecida Kathleen (Kropelak) Kottar. Asistió a la escuela Immaculate Heart of Mary y Ursuline High School. Desde una edad temprana se sintió atraído por la vocación sacerdotal como monaguillo, y después de la escuela secundaria continuó sus estudios en la Pontificia Universidad Josephinum en Columbus, Ohio. Obtuvo una licenciatura en Filosofía del Seminario Redentorista St. Alphonsus en Suffield, Connecticut, y en 1994 obtuvo una Maestría en Divinidad del Seminario Mount St. Mary en Emmitsburg, Maryland.
Fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1994 por el Obispo Edward T. Hughes para la Diócesis de Metuchen, Nueva Jersey, donde sirvió durante cinco años, mudándose en 1999 a la diócesis de Charlotte. Primero sirvió en la Iglesia St. Matthew en Charlotte, considerada una de las parroquias católicas más grandes de los Estados Unidos.
Luego se desempeñó como administrador en la Iglesia St. John Baptist de la Salle en North Wilkesboro, antes de mudarse en 2002 a la parroquia más pequeña de la diócesis, Holy Redeemer en Andrews, donde se desempeñó primero como administrador y luego como pastor.
En 2007, fue nombrado pastor de la Iglesia Santa María Auxiliadora en Shelby y de la Misión Cristo Rey en Kings Mountain. Le encantaba la mezcla de personas y culturas allí. También tenía pasión por los paseos al aire libre, el senderismo, los cruceros por el Caribe y las lecturas históricas.
A lo largo de su ministerio sacerdotal fue conocido como un defensor de la vida, un luchador por los pobres y un maestro al que le encantaba liderar estudios de las
Escrituras y peregrinaciones a santuarios sagrados. Fue un escritor talentoso y orador elocuente, lo que se demostró en las inspiradoras homilías que pronunció.
Frecuentemente predicaba que nuestro propósito en esta vida es dar gloria a Dios. Aunque su vida fue breve, la vivió plenamente amando y sirviendo a Dios y, en sus palabras, “conociendo mucha gente buena en el camino”. Dedicó su vida a la Iglesia y una vez fue citado al decir que la gente amaba a los sacerdotes porque los acercaban a Cristo. Tenía un profundo amor por Cristo en la Eucaristía y animaba a las personas, especialmente a los jóvenes que disciernen una vocación al sacerdocio, a rezar el rosario y desarrollar una relación con la Santísima Madre.
Además de su parroquia de 300 familias en Santa María Auxiliadora y Cristo Rey, le sobreviven su padre Michael H. Kottar de Pickerington, Ohio; las hermanas gemelas Amy (Michael) Akers, también de Pickerington, y Renee (Gregory) Selby de Nazareth, Pensilvania; y cuatro sobrinas y sobrinos: Paige, Benjamin, Kyra y Vincent. Su madre le precedió en la muerte.
En lugar de flores, el Padre Kottar solicitó que se hicieran contribuciones conmemorativas al Fondo de Educación para Seminaristas de la Diócesis de Charlotte. Done por correo a 1123 S. Church St., Charlotte, NC 28203, o de forma segura en línea en www.charlottediocese.org/development/donate_semed.
La Casa Funeraria Cecil M. Burton de Shelby estuvo a cargo de los arreglos.
— Patricia L. Guilfoyle, editora