KANNAPOLIS — El padre redentorista Fabio Marín Morales celebró su 35 aniversario de ordenación el 13 de junio. Durante la Misa en su parroquia, la iglesia San José en Kannapolis, dio gracias a Dios por “estos 35 años que me ha llevado de la mano”.
Nació en Neira, Caldas, Colombia, el 3 de octubre de 1959. Es el último de los tres hijos de Juan de Jesús Marín y Margarita Morales. De familia con profundas raíces católicas, fue bautizado el 10 de octubre, confirmado a los tres años y celebró su Primera Comunión el 14 de agosto de 1966.
Desde muy temprana edad tuvo inclinación a la vida sacerdotal, pero durante su adolescencia la idea desapareció de su mente, retornando con fuerza cuando concluía sus estudios secundarios.
El 6 de enero de 1980 profesó en la Congregación del Santísimo Redentor de los Misioneros Redentoristas. Estudió filosofía en el Centro de Pastoral y Filosofía de Bogotá, y teología en el Seminario Internacional Redentorista de México y en la Universidad Javeriana de Bogotá. Realizó estudios de especialización en Teología Espiritual en el Teresianum de Roma.
El 13 de junio de 1986, en la parroquia Redentorista Nuestra Señora de Lourdes en Manizales, Colombia, recibió la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Bernardo Arango Henao SJ.
Se ha desempeñado como Promotor Vocacional en el centro y norte de Colombia, párroco en San Alfonso María de Liguorio en Bogotá, Nuestra Sra. del Perpetuo Socorro en Popayán, Cauca, Vicario para la vida Consagrada e institutos de vida apostólica en la Arquidiócesis de Popayán, Director de la casa de Ejercicios de Villa Marianella en Chinauta, Cundinamarca, Administrador de la Fundación Universitaria San Alfonso, y en Estados Unidos en la pastoral Hispana, ahora como párroco en San José en Kannapolis.
“Cada día que pasa estoy más y más agradecido con Dios de haberme llamado al ministerio sacerdotal. A pesar de mi frágil humanidad, el Señor me ha sostenido durante todos estos años para que siga acompañando, en el camino a la salvación, a la porción del pueblo en donde Él mismo me ha colocado”.
El Padre Fabio afirma que “le maravilla el ver la constancia y la generosidad de tanta gente al mantener sus principios religiosos a flor de piel, ver tanta gente llena de Dios que con su vida da testimonio de la presencia y amor del Señor”, pese a todos los cambios que han sucedido en los últimos tiempos.
“Este hecho me ha llevado a disfrutar ampliamente mi entrega al Señor, aquí es donde encuentro el mayor sentido de mi vida sacerdotal. A pesar de los constantes sufrimientos del mundo de hoy, el ser humano sigue esperanzado lleno de fe. El trabajo apostólico me ha puesto en contacto con la dura realidad de cada día, con un mundo que a veces parece sediento de Dios y a veces se olvida de él”, puntualizó.