En más de una ocasión el Papa Francisco ha manifestado su particular cariño por el club argentino San Lorenzo de Almagro, del que es hincha desde pequeño. Hoy, recordando la vida del mártir San Lorenzo, patrono de los cocineros, mineros y bibliotecarios, recordamos cómo surgió este conocido equipo de fútbol.
El club fue fundado el 1 de abril de 1908 en la localidad de Almagro. Sin embargo, ahora se encuentra en lo que se conoce como Bajo Flores en Buenos Aires, la capital argentina. Al ver a los muchachos que jugaban en las calles, el sacerdote salesiano Lorenzo Massa los invitó a jugar en el Oratorio San Antonio, a cambio de que fueran a Misa todos los domingos. Originalmente se llamaban ‘Los Forzosos de Almagro’. Cuando el sacerdote sugirió cambiar el nombre se eligió ‘Club Atlético San Lorenzo de Almagro’, en homenaje al P. Massa y también en recuerdo de San Lorenzo, el diácono mártir que murió quemado vivo sobre una parrilla.
La sotana negra con la que solía estar el P. Massa fue la razón por la que el equipo tiene el apodo de “los cuervos”, porque era así como llamaban al grupo de jugadores cuando los veían acompañados del sacerdote.
MÁS QUE SOCIO
El Papa Francisco es el socio N° 88.235, y como indicaron las autoridades del club, el Santo Padre ha pagado religiosamente su cuota de membresía. En agosto de 2014, un grupo de directivos y jugadores del club San Lorenzo de Almagro viajó a Roma para presentarle la Copa Libertadores que el equipo ganó ese año.
En aquella oportunidad el Santo Padre dijo: “Para mí, el San Lorenzo es el equipo del cual toda la familia era fanática: Mi papá jugaba básquet en el San Lorenzo, era jugador del equipo de básquet. Y de niños íbamos, también mamá venía con nosotros, al gasómetro. Recuerdo como hoy la temporada del 46, un equipo brillante tenía el San Lorenzo, salimos campeones… lo saben, con gloria, lo vivo con gloria”.
En marzo de 2013 los jugadores de San Lorenzo rindieron homenaje al Papa Francisco, luciendo una camiseta especial con una foto del nuevo Obispo de Roma en el pecho. En mayo de ese año, el club San Lorenzo pidió permiso para poner la foto del Papa en la camiseta, una autorización que recibieron por única vez. Se confeccionaron 30 camisetas, dos fueron donadas y las restantes se subastaron para obras de caridad.
“El Papa nos dice siempre que no lo vayamos a ver, que no gastemos plata y que esa plata la ubiquemos para obras de caridad”, dijo Oscar Lucchini, encargado de la capilla en la que el entonces Arzobispo de Buenos Aires celebraba Misa en ocasiones especiales.
¿QUIÉN FUE SAN LORENZO?
Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma y encargado de distribuir las ayudas a los pobres. En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto condenando de muerte a los cristianos declarados. El 6 de agosto, el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.
La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: “Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?” y San Sixto le respondió: “Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás”. Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios. Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres.
Requerido de entregar los tesoros de la Iglesia al emperador, Lorenzo invitó a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas y le dijo al recaudador, “¡Estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!”. Por ello, el 10 de agosto de 258 fue martirizado y quemado vivo sobre una parrilla.
Se cuenta que los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un hermoso esplendor y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Después de un rato de estarse quemando, el mártir dijo al juez que ya estaba asado por un lado y pidió que le den vuelta, “para quedar asado por completo”. Luego, con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo. San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.
— Condensado de ACIPRENSA