CHARLOTTE — Después de una pausa en su trabajo misionero, las hermanas Eri Rodríguez y Julia Valencia Márquez reanudaron brevemente las actividades que realizan desde la Casa misionera que mantienen en Mount Holly, llevando la Palabra de Dios a grupos apostólicos en Charleston, Carolina del Sur, y Biscoe, Charlotte y Thomasville en Carolina del Norte.
La hermana Julia Valencia, quien además de dirigir la misión en Mount Holly se desempeña como delegada asesora de las misiones en República Dominicana, Estados Unidos y Mexicali, Baja California, México, debió suspender temporalmente sus actividades en Las Carolinas debido a la pandemia de COVID-19 y algunas molestias que afectaron sensiblemente su salud física.
Por su parte, la hermana Eri Rodríguez, fundadora de la Misión en Las Carolinas, en la actualidad es la coordinadora al frente de la misión nacional de las Hermanas de la Palabra en Merced, California, Diócesis de Fresno, sede central de este movimiento.
Las dos hermanas, antes de visitar la Casa en Carolina del Norte, asistieron a un Encuentro Nacional en Arkansas, junto con participantes de las seis regiones en las que, por motivos de organización, han dividido el territorio de Estados Unidos. Su viaje también las llevó a Nueva York y Atlanta, donde se reunieron con hermanos y hermanas de su congregación.
Misión de los Apóstoles
La iniciativa surgió en 1968 en México, cuando el padre Flaviano Amatulli Valente, misionero Comboniano enviado a desarrollar la una revista misional, vio en La Chinantla, Oaxaca, la urgente necesidad de evangelización.
A inicios de los años 70 inició la formación de jóvenes catequistas y misioneros laicos, enviándolos a las rancherías con el objetivo que sea el mismo laico quien evangelice a otros laicos.
En 1978, con el permiso del Obispo de Veracruz, Guillermo Ranzahuer, la comunidad logró establecerse, extendiendo el voluntariado misionero, al que respondieron numerosos jóvenes.
La hermana Eri refiere que la preocupación inicial del padre Amatulli fue la Biblia, pues “para muchos católicos, y es triste reconocerlo, la Biblia es aún un libro no conocido”.
“Nuestro carisma es la Palabra”, añade la hermana Julia, y “dar identidad al católico y fortalecer su fe para que conozca a la Iglesia que en verdad no conoce”. El problema, señala, es que “el pueblo desconoce la riqueza y belleza de ser cristiano católico y por eso permite que se le presenten otras propuestas”.
Como respuesta a la falta de conocimiento de las bases de la propia fe católica del pueblo, surge lo que la hermana Julia define como una “sana apologética”, parte de la misión de los Apóstoles de la Palabra, que no confronta sino que expone la verdad en la defensa de la fe.
Tras la breve misión en Las Carolinas y ocuparse del mantenimiento de la Casa, las hermanas Eri y Julia retornarán a California. La fecha de reapertura de la misión local aún no se ha determinado, esperándose el pronto restablecimiento total de la salud de la hermana Julia Valencia.
— César Hurtado, Reportero
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