HAMLET — “El mensaje Guadalupano es el mensaje de compasión. Un mensaje de amor, un mensaje de cariño de la Madre que trajo a Jesús al Mundo. La madre que Dios Padre eligió y preservó del pecado original para que en su vientre santísimo habitara Jesucristo”, dijo el Padre Fidel Melo durante la celebración de la Misa del Tercer Domingo de Adviento, el pasado 12 de diciembre en la Iglesia Santiago Apóstol en Hamlet, cuando coincidentemente se festejaron las apariciones de la Virgen María de Guadalupe, Emperatriz y Patrona de las Américas, ocurridas en 1531 en el cerro Tepeyac en México.
La liturgia se realizó en los exteriores, sobre un hermoso altar levantado en el estacionamiento posterior de la Iglesia, bajo un día de radiante sol y un poco de viento.
La Escritura, dijo refiriéndose a la segunda lectura del día, Filipenses 4:4-7, no nos habla de la alegría externa y material, sino “habla del interior, del alma, del corazón, la alegría que viene de saber que Dios está con nosotros”, pues en un domingo más, “estaremos celebrando ese evento extraordinario, cuando el cielo tocó la tierra y se hizo Verbo, la palabra de Dios entre nosotros”.
Explicó que este hecho fue realizado a través de una mujer, “María, que acompañó a Jesús en su misión en el mundo”, y a quien no miramos como un Dios pero sí como una mujer muy especial que trajo a Jesucristo al mundo y a quien Dios hizo Inmaculada.
“María de Guadalupe dejó su estampa en una tilma que ni siquiera los científicos de la NASA pueden explicar”. “Apareció y dejó un mensaje de amor, nos dijo que ella iba a estar con nuestros pueblos” y entonces “los pueblos originarios se bautizaron y creyeron de corazón”, dando así inicio “el Adviento de las Américas que espera y recibe a Jesucristo”.
PARA EL MUNDO
Luego señaló que el hecho Guadalupano ocurrió en México, “pero no solo para México sino para todos”. “Ustedes y yo estamos aquí, en Estados Unidos, en la Diócesis de Charlotte, en este rinconcito de Carolina del Norte, camino al mar, que no es un lugar perdido, con la misión de abrir los corazones de las personas para que reciban a Jesucristo”, dijo.
Comparando al pueblo migrante en Estados Unidos con el pueblo de Israel, expresó que nosotros, al igual, “como el pueblo de Israel que sufrió la esclavitud en Egipto, sufrió la opresion de un pueblo superior economica y militarmente a ellos”, se sobrepuso y liberó por la mano de Dios.
“Primero, llegamos a esta gran nación tratando de liberarnos de las cadenas de la necesidad y de la pobreza, de la injusticia y de la corrupción, de la extorsión”, y llegamos, “sin darnos cuenta que con nosotros venían nuestras tradiciones de fe en Dios y que ahora somos misioneros de Dios en estas tierras”.
El P. Melo subrayó que los hispanos “traemos el Evangelio de la Vida con una cultura que la celebra, no que la mata. Una cultura que celebra el nacimiento de los niños; los celebra a los 40 días, en el bautismo, en los tres años, los celebra en la primera comunión, la confirmación, en los 15 años. La cultura de la Vida, esa cultura que Dios nos dio, el aprecio a Dios por el don de la vida. Este es un mensaje de Dios y de la Vida que usted y yo traemos a estas tierras. Es el mensaje del Evangelio”.
Refiriéndose a Nuestra Señora de Guadalupe, dijo que ella “nos acompaña en el Adviento que estamos viviendo para recibir a Jesucristo, pero también en este Adviento para recibirlo en su segunda venida, cuando vendrá ya no pobre y humilde en un pesebre, sino rodeado de su trono de gloria y toda su potestad”.
“No nos dejó solos aquí en las tierras de América, vino en el hecho Guadalupano y dejó su estampa para acompañarnos”, dijo, y pidiendo que ese “Sí de María esté en nuestros corazones”, rogó que Ella nos acompañe en esta misión de recibir a Cristo y llevarlo a los corazones de los demás”.
La homilía concluyó con varias vivas a María Santísima, a México, a los países Latinoamericanos y a Cristo Rey.
DELEGACIONES CULTURALES
La Sra. Celia de la Cruz, en compañía de su esposo, ambos originarios de San Andrés Tziróndaro, Michoacán, se presentaron con una delegación de la devoción del Señor de la Columna que presentó las ofrendas con su grupo purépecha. Ambos se acercaron también al altar con sus trajes de la danza de los viejitos, un baile que se realizaba para pedir buenas cosechas, hacer llegar la lluvia en tiempos de sequía o también para pedir salud para los enfermos. La Sra. de la Cruz dió un mensaje de agradecimiento por la invitación en su idioma original, purépecha, y en español para todos los asistentes.
La música estuvo a cargo de la Banda Descendencia Oaxaqueña, una banda de reciente formación con más de 50 integrantes, todos ellos jóvenes y niños descendientes de migrantes oaxaqueños que residen en Greensboro. Miguel Angel Sosa, su director, dijo que para formar la banda trajeron un músico profesional de México, quien se encargó de instruir a los músicos para interpretar temas en las celebraciones religiosas y tradicionales de su región. “Queremos mantener nuestra cultura y transmitirla a nuestros hijos”, recalcó.
COMPARTIR
Al término de la Misa, el Padre Fidel Melo agradeció la colaboración de la comunidad en pleno que “me ha recibido con tanto cariño” en su iglesia, construyó rápidamente el escenario en exteriores, preparó comida para todos expresando su generosidad con los visitantes . Luego reconoció especialmente a la banda e invitados que se presentaron para rendir homenaje a la Virgen, “sin pedir un solo centavo”.
Finalmente, invitó a todos a compartir un agasajo con alimentos y bebidas que se prepararon durante varios días.
La fiesta guadalupana había dado inicio el sábado 11 por la noche, con la celebración de dos Misas seguidas por ‘Las Mañanitas’.
Santiago Apóstol es una de las muchas iglesias de nuestra diócesis que celebraron la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Entre ellas se encuentran Nuestra
Señora de Guadalupe y San John Neumann en Charlotte, Nuestra Señora de la Misericordia en Winston-Salem, Santa María en Greensboro, San Marcos en Huntersville, Nuestra Señora de Lourdes en Monroe, Inmaculada Concepción en Forest City, Santiago el Grande en Concord, Nuestra Señora de los Caminos en Thomasville, San Miguel en Gastonia, Santa Teresa en Mooresville, San Juan Bautista de la Salle en North Wilkesboro, Santa Francisca de Roma en Sparta, San Francisco de Asís en Jefferson, Santa Elizabeth en Boone, Nuestra Señora de los Ángeles en Marion, San Francisco de Asís en Lenoir, San Juan Bautista en Waynesville, Santa María en Sylva, San Francisco de Asís en Franklin, Santo Redentor en Andrews, Nuestra Señora de las Montañas en Highlands, y otras más.
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