CHARLOTTE — Decenas de fieles ataviados con el tradicional hábito morado ocuparon una zona preferencial del templo de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe el domingo 9 de octubre por la tarde, para atender la Misa solemne y procesión del Señor de los Milagros, una devoción de origen peruano que se ha extendido por todo el mundo.
El Padre Leo Tiburcio, vicario parroquial, celebró la Misa en la que se honró la milagrosa imagen del llamado ‘Cristo Moreno de Pachacamilla’. Lo asistió en el altar el Diácono Eduardo Bernal.
En su homilía, el Diácono Bernal comparó las lecturas del día, donde se narraba la búsqueda de sanidad de varios enfermos de lepra. “La misma búsqueda de sanidad que seguramente muchos de nosotros venimos a rogarle hoy al Señor de los Milagros. Y, por nuestro orgullo, no nos podemos dar cuenta que se encuentra tan cerca de obtener, con solo seguir lo que nos dictan nuestros sacerdotes”.
EMOTIVA PROCESIÓN
Al término de la Misa, los asistentes se dirigieron al exterior del templo donde ya se encontraba la imagen montada sobre un anda.
El anda muestra dos imágenes, al frente la del Señor de los Milagros, y en su lado posterior la de la Virgen de la Nube, una advocación mariana de origen ecuatoriano.
El Diácono Bernal bendijo el anda y a los hermanos que se preparaban a llevarla sobre sus hombros, animándolos a continuar su obra de fe.
Luego, tras aplausos, se inició el recorrido procesional por los terrenos de la parroquia.
Abrieron paso a la imagen un numeroso grupo de sahumadoras, que elevaban al cielo nubes de un fragante humo.
Después de avanzar trayectos cortos, los integrantes de la hermandad se turnaban para llevar la pesada anda.
En cada parada, los devotos ofrecían flores que eran colocadas frente a las imágenes. Las flores que se retiraban eran entregadas a los asistentes, quienes las llevaban como recuerdo.
Algunos padres de familia acercaban a sus pequeños hijos para ser alzados y puestos frente a la imagen del Cristo crucificado.
EXPRESIÓN DE FE
La señora Flora Núñez, quien por 25 años vio pasar la procesión del Señor de los Milagros por la puerta de su casa en Lima, dijo ser devota desde niña, cuando su madre la encomendó al ‘Cristo Morado’ para que sane de una enfermedad que la afectaba. “El Señor me hizo ese milagro y muchos otros más”, añadió emocionada.
“Mi fe me ha traído a ver al Señor de los Milagros”, dijo el señor Irineo Garay. “Después de 64 años de matrimonio, hace cuatro años mi esposa falleció. Hoy ya tengo 90 años y vengo por los dos, a pedirle al Señor por la salud de mi familia”.
Jorge Caldas, capataz de la Hermandad South Charlotte, organizadora de la procesión, agradeció el apoyo constante de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, donde se aloja la imagen, recibiendo la veneración de los fieles y devotos durante todo el año.
También dio las gracias a los hermanos de otras hermandades en Charlotte y Raleigh que colaboraron, y espera que el próximo año puedan incrementar sus actividades para progresivamente “volver a lo que era la procesión antes de la pandemia”.
— César Hurtado
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