BOONVILLE — El pasado 22 de Julio, durante la visita pastoral del Vicario Episcopal del Ministerio Hispano, Padre Julio César Domínguez, a la vicaría de Winston-Salem, se otorgó el Premio Obispo William G. Curlin de atención pastoral al grupo juvenil Adiodato de la Parroquia Divino Redentor en Boonville.
El premio fue entregado de propias manos del Rev. Julio Domínguez a los asesores y coordinadores del grupo, Laura Mendoza, Nazario Serrano y Brenda Salazar, ante la presencia del coordinador del ministerio hispano en ese vicariato.
La nominación del grupo juvenil fue hecha por la oficina del Ministerio Hispano Diocesano para la vicaria de Winston-Salem el pasado 12 de mayo de 2023, bajo la supervisión del entonces párroco de Divino Redentor y pastor del mismo grupo juvenil, Rev. Jean Pierre Usumanu Lhoposo.
Este premio reconoce a personas, grupos y/o parroquias sobresalientes que ejemplifican los principios del amor de Cristo en el ministerio de la atención pastoral.
En sus bases especifica que el/los candidato/s deben haber respondido a un problema pastoral importante en la parroquia o comunidad con compasión e integridad; proporcionado apoyo y/o consejo a individuos, familias y/o grupos que se enfrentan a problemas o presiones tales como negligencia, abuso, abuso de sustancias, crisis familiar/comunitaria, etc; y debe estar en actividad en la parroquia.
El grupo juvenil “Adiodato” se formó en 2014 y ha continuado trabajando con los diferentes retos de la evangelización en la juventud, tales como el retiro anual de jóvenes 2014-2022, llegando en estos últimos nueve años a 700 jóvenes de la comunidad y zonas aledañas.
Además ha realizado retiros de preparación para Cuaresma y Adviento y apoyado en diferentes eventos parroquiales.
El grupo juvenil actualmente acompaña y asesora a los jóvenes con temas de relevancia en la sociedad, promoviendo conversatorios sobre el abuso de sustancias, la
Teología del Cuerpo, y dialogando con ellos sobre la presión académica, social y religiosa en diferentes ambientes escolares. Hay que resaltar que la mayoría de los jóvenes asisten a escuelas públicas donde hay mucha desinformación y presión hacia la espiritualidad católica.
El grupo de jóvenes ‘Adiodato’ también ha podido proyectar cómo involucrar a los jóvenes en diferentes aspectos de la participación en la iglesia, tales como arte y cultura, ya que tuvieron un grupo de danza folclórica. Adicionalmente, cada año preparan carteles y pancartas para la procesión del Congreso Eucarístico, y varios jóvenes participan en el coro músical.
Los líderes del grupo juvenil han llevado a los jóvenes a diferentes actividades diocesanas, incluyendo la peregrinación del Obispo y la celebración del 50 Aniversario de la Diócesis.
De otra parte, el grupo juvenil ‘Adiodato’ ha ayudado a otros grupos juveniles en el vicariato de Winston-Salem, asistiendo en la organización de sus retiros juveniles, especialmente para los jóvenes que están en clases en confirmación o que acaban de realizar su confirmación, y como continuación de su educación en la fe, con la esperanza de que estos jóvenes fortalezcan su fe, permanezcan practicándola, sigan enamorándose de ella y continúen esos ciclos. Siempre bajo el lema ‘Jóvenes, evangelizando jóvenes’.
El jóven matrimonio de Nazario Serrano y Brenda Salazar, como ya dijimos, dos de los coordinadores de ‘Adiodato’, es uno de los frutos vocacionales de dicho grupo, ya que ellos comenzaron en el proyecto desde el día uno y hoy en día se han convertido en guías del grupo juvenil.
Quizás ustedes, estimados lectores, piensen: ¡Pero esto es lo que hacen nuestros grupos juveniles también! Por ello quiero invitarlos a que el año entrante nominen a sus grupos juveniles. Si no saben como hacerlo, acérquense a sus coordinadores de ministerio hispano.
Deseo cerrar este artículo dando un mensaje a todos los asesores y coordinadores juveniles que están batallando en sus parroquias o en sus grupos. Quiero decirles que no están echando su trabajo por la borda. Nunca piensen que lo que hacen no tendrá frutos por que eso no es verdad. Tienen que ser fuertes, y como Moisés
(Deuteronomio 32:49-52), aceptar que quizás no podrán ver los frutos, pero tarde o temprano vendrán. No están solos, acérquense a sus coordinadores diocesanos.
En esta área, donde la misión de la recordada Hermana Andrea Inkrott fue extensa, se sembraron semillas de fe que no surgieron hasta después. En algún momento comprendí que su trabajo, su semilla, no cayo en terreno infértil, porque a nosotros nos tocó ver los frutos y la cosecha sigue creciendo en ustedes, los asesores y coordinadores.
¿Quieren saber algo más? Yo nunca conocí personalmente a la hermana. Sin embargo, creo firmemente que cargamos su semilla en nuestros hombros, y asimismo, todo ese trabajo que llevaron a cabo los que comenzaron esta misión, entre ellos el Obispo William G. Curlin.
— Sergio López