Mano firme y calmada
CHARLOTTE — El Obispo Peter Jugis asumió la dirección de la Diócesis de Charlotte en un momento turbulento.
Era 2003, un año después de que las revelaciones de abusos en la Iglesia se conocieran a nivel nacional, y las demandas locales de un crecimiento sin precedentes también recaían sobre la diócesis.
La diócesis, que cubre 46 condados de la mitad occidental de Carolina del Norte, todavía se consideraba “territorio de misión” en ese entonces, con recursos limitados y una pequeña población católica, pero ya había comenzado una afluencia de hispanos y otros católicos.
Establecida en 1972, la diócesis había sido bien posicionada por sus tres obispos anteriores, quienes establecieron una estructura administrativa, lanzaron nuevos ministerios y compraron terrenos en todo el territorio. Pero el crecimiento en la década de 1990 intensificó la necesidad de nuevas iglesias, más sacerdotes y una mano firme para guiar a la diócesis: alguien que permaneciera tranquilo en una tormenta, que pudiera mantener a la gente enfocada en Dios y en Su promesa de salvación.
El Papa Juan Pablo II eligió a un sacerdote local, el Padre Peter Jugis, para la tarea.
El mismo Papa había ordenado sacerdote a Pedro Jugis 20 años antes en Roma. Sabía del servicio del Padre Jugis en 10 parroquias de toda la diócesis y estaba seguro de que, como nativo de Charlotte, era el “hombre para el tiempo y lugar”, como dijo el Arzobispo John Donaghue durante la ordenación episcopal del Obispo Jugis el 24 de octubre de 2003.
“Tu corazón, tu alma, tus raíces están aquí, en las colinas y llanuras de Carolina del Norte”, le dijo el arzobispo. Los obispos, dijo, “deben ser fuertes, por sí mismos y por la Iglesia por la que viven y mueren”.
“Todo el gobierno que hemos tenido bajo el Obispo Jugis ha sido de mano firme y tranquila”, dijo el Padre Matthew Kauth, quien ha servido bajo el obispo durante 20 años.
“Todo ha sido medido, y siempre se puede esperar que haya una certera dignidad tanto en el cargo como en su estilo de liderazgo. Es una presencia tranquilizadora”.
CRECIMIENTO Y DIVERSIDAD
Mucho ha cambiado durante el tiempo del Obispo Jugis.
El número de católicos en la diócesis se ha más que duplicado a un estimado de 530,000, casi la mitad de los cuales son hispanos. Cincuenta sacerdotes han sido ordenados para servir aquí, gracias a la inquebrantable promoción de las vocaciones por parte del obispo. También ha elevado seis misiones o centros ministeriales a parroquias, consagrado 22 iglesias y numerosos salones parroquiales, y supervisado la expansión del sistema escolar de la diócesis a 20 escuelas con un récord de inscripciones.
“Lo que estamos experimentando es este crecimiento, de parroquia en parroquia, de vicariato en vicariato y de región en región”, dijo Monseñor Patrick Winslow, quien ha trabajado en estrecha colaboración con el obispo desde 2019 como vicario general y canciller de la diócesis. “Tenemos una tremenda afluencia de diferentes grupos étnicos que vienen de todo el mundo.
“Ser nuestro obispo durante este tiempo, durante estos últimos 20 años, para guiar una Iglesia en este momento extraordinario, bueno, digamos que es un momento emocionante y estamos agradecidos por todo lo que el Obispo Jugis ha podido hacer para guiarnos a través de él”.
El crecimiento ha sido particularmente evidente en la última parroquia donde el Obispo Jugis sirvió antes de convertirse en obispo: Nuestra Señora de Lourdes en Monroe.
El entonces Padre Jugis ministró a 466 familias registradas. Veinte años después, la parroquia se ha disparado a más de 1.600 familias.
El actual párroco de la iglesia de Monroe, Padre Benjamin Roberts, conoce los desafíos relacionados con el crecimiento y cómo el Obispo Jugis ha abordado su ministerio.
Lo compara con San Ignacio de Antioquía, un obispo de principios del siglo II que predicó constantemente la fe y la unidad a pesar de los desafíos de su época. El santo fue descrito de esta manera, dice: “Con su bondad y mansedumbre, manifiesta la misma mansedumbre de Dios. Siempre he pensado en el Obispo Jugis de esa manera: él manifiesta la misma mansedumbre de Dios”.
Nacido con una gran compasión por los demás, el obispo también demuestra una fuerte determinación, dicen los sacerdotes. En 2004, menos de seis meses después de convertirse en obispo, se disculpó públicamente con las víctimas de abuso durante su primera homilía del Miércoles de Ceniza en la Catedral San Patricio. La diócesis justamente había reportado alegatos contra 13 sacerdotes en ese momento para un estudio nacional sobre el problema. A lo largo de su servicio, el Obispo Jugis se ha mantenido enfocado en proteger a los niños y promover la sanación de las víctimas de las historias de abuso.
“El obispo se ha reunido regularmente con víctimas de abusos que ocurrieron mucho antes de su tiempo, y contrató a auditores independientes para que revisaran nuestros registros e identificaran y publicaran todas las acusaciones creíbles de abuso por parte del clero, como una forma de ayuda en la sanación de las víctimas”, dijo Monseñor Winslow, quien supervisó la tarea. “No hay mayor prioridad para él que mantener a los niños seguros. Y ha exigido disciplina en casos de historia de abuso que salen a la luz, se ha basado en una Junta de Revisión independiente para obtener orientación y ha agregado protocolos y recursos para garantizar que estemos haciendo nuestra debida diligencia con verificaciones exhaustivas de antecedentes y capacitación para todo el personal y los voluntarios”.
El Obispo Jugis, que habla inglés, italiano y español, también ha enfatizado la importancia de ministrar al rebaño cada vez más diverso de la diócesis.
Ahora, dos tercios de las iglesias de la diócesis ofrecen misas en español o bilingües. Hay sólidos programas de formación en la fe y preparación matrimonial en español.
Todo seminarista debe aprender a hablar español. Y el Ministerio Hispano de la diócesis tiene un vicario de tiempo completo y 10 coordinadores que sirven a los vicariatos de la diócesis.
UNIENDO A LA FAMILIA
El crecimiento y la diversificación de la Iglesia local es especialmente evidente en el Congreso Eucarístico.
Fundado en 2005 por el Obispo Jugis, atrae a más de 10.000 personas a Charlotte cada año para celebrar la Eucaristía como fuente y cumbre de la fe católica. Se ha convertido en una especie de “reunión familiar” para los católicos que se extienden a lo largo de las 20,470 millas cuadradas de la diócesis, desde Greensboro hasta Asheville y más allá.
Entre los más grandes del país, el Congreso cuenta con una Procesión Eucarística de miles de personas que oran, cantan y proclaman su fe católica por las calles del
Uptown de Charlotte. También ofrece charlas de reconocidos oradores, venta de arte religioso y recuerdos, así como una Hora Santa y una Misa que llena el Centro de
Convenciones de Charlotte, dirigida cada año, durante 19 años, por el Obispo Jugis.
“El Congreso nos muestra que la Eucaristía nos une y nos hace uno en Cristo”, ha dicho el Obispo Jugis. “Una fe fuerte en la Eucaristía significa una Iglesia local fuerte, y esta fe fuerte en la Presencia Eucarística de Cristo es importante para nuestra vitalidad como pueblo santo de Dios”.
VOCACIONES EN AUMENTO
El Obispo Jugis, que también es sacerdote local, ha alimentado las vocaciones locales. Es conocido por comenzar tempranamente, animando a los jóvenes monaguillos a seguir sus corazones, hablándoles personalmente y repartiendo rosarios y tarjetas de oración, y luego recordando sus nombres la siguiente ocasión que se encuentra con ellos. Ora diariamente por más vocaciones y ha aumentado los fondos y el personal para el programa de vocaciones de la diócesis.
Uno de sus logros más emblemáticos ha sido la fundación del Seminario Universitario San José en Mount Holly. Inaugurado en 2016, se ha convertido en un semillero de vocaciones, ya que los jóvenes han respondido a la oportunidad de considerar una vocación religiosa cerca de sus hogares y de las parroquias a las que algún día podrían servir.
Como resultado de estos esfuerzos, este año la diócesis tiene un número récord de 51 seminaristas en formación, incluidos 21 en el Seminario Universitario San José, donde viven y aprenden sobre la vida en el sacerdocio mientras también obtienen su título universitario en el cercano Belmont Abbey College.
Las ordenaciones del clero son una manera por la que un obispo puede dirigir su diócesis a largo plazo, dijo Monseñor Winslow.
“Por lo general, los obispos tienen alrededor de 10 años en una diócesis, y su mayor impacto se genera a través de los hombres que ordenan. En el caso del Obispo Jugis, ha tenido dos décadas como obispo para vigorizar e inspirar un programa de vocaciones”.
Ese impacto, dijo, “se sentirá durante los próximos 40 años y más”.
“TENEMOS UNA MISIÓN”
La influencia estabilizadora del obispo solo puede ser eclipsada, dicen los observadores, por su santidad y su deseo de difundir el Evangelio, una búsqueda que ha expresado desde sus primeros días.
“A los laicos se les da la sagrada responsabilidad de crecer día a día en santidad personal”, predicó en 2003, “y de velar por dar a conocer el mensaje del Evangelio de salvación a todos los hombres”. Todos, dijo, deben trabajar para “transformar nuestra cultura moderna con el espíritu del Evangelio”.
En 2006, hizo referencia a su lema episcopal, “El amor de Cristo nos impulsa”, mientras instaba a la gente a salir en misión “para llevar Su salvación a todo el mundo”.
“Es el amor de Jesús el que nos impulsa en esta misión. Tiene que ser el amor de Cristo el que transformará este mundo, el amor de Cristo obrando a través de nosotros.
Estamos transformados. ... En cada hogar, en cada tienda, en cada escuela, en cada universidad, en cada barrio, en cada oficina gubernamental, en cada lugar de trabajo, tenemos la misión de llevar el Reino de Dios, el reino del amor de Cristo”.
Ese mensaje y el propio ejemplo del obispo ha inspirado a muchos.
‘COMIENZO DE ALGO NUEVO’
El Obispo Jugis reconoció este momento crucial para el catolicismo en el oeste de Carolina del Norte, incluso en su ordenación episcopal en 2003.
“Somos una Iglesia joven”, dijo. “Somos una Iglesia en rápido crecimiento, llena de alegría, vitalidad, santidad y el amor de Cristo. Venimos de muchos orígenes étnicos diferentes y juntos formamos el Cuerpo de Cristo, un sacrificio vivo de alabanza”.
Al cumplir 20 años como obispo, el Obispo Jugis continúa mirando hacia adelante, animando constantemente a las personas a acercarse a Jesús.
El mes pasado, durante su homilía en la Misa de clausura del XIX Congreso Eucarístico anual, pronunció un mensaje conmovedor.
“Que este Congreso Eucarístico sea el comienzo de algo nuevo para vosotros. Decídanse a profundizar su relación con Jesús en la Eucaristía. Probablemente estén muy ocupados, como la mayoría de la gente hoy en día. Pero hay alguien esperándolos en la Iglesia, en el tabernáculo. Y digo Alguien, no algo. Es el Señor Jesús quien los está esperando”.
“Que este Congreso Eucarístico sea el comienzo de algo nuevo para su vida espiritual. Profundicen en su relación con el Señor en la Eucaristía”.
— Patricia L. Guilfoyle