CHARLOTTE — Mientras continúa la persecución a los católicos en Nicaragua, el Padre Ramiro Tijerino, un sacerdote nicaragüense exiliado que ahora sirve en Charlotte, ofreció una serie de Misas especiales en honor a la Inmaculada Concepción, un día festivo que tiene una devoción especial en su tierra natal.
El Padre Tijerino trajo aquí la celebración especial de ‘La Purísima’ de Nicaragua, ofreciendo tres noches consecutivas de Misas especiales del 4 al 6 de diciembre en la Catedral San Patricio para conmemorar la fiesta.
"Las Misas tienen la intención de recordarnos la fiesta de la Inmaculada Concepción que bendice a todos los pueblos, tanto al pueblo nicaragüense como al pueblo de los Estados Unidos, y pedirle que interceda ante nuestro Señor por la paz, la armonía y el bienestar de nuestros pueblos", dijo el Padre Tijerino.
En Nicaragua, la libertad religiosa y otros derechos humanos se han visto gravemente erosionados por el gobierno del presidente Daniel Ortega, que ha cerrado más de 3.000 organizaciones no gubernamentales y ha expulsado a sacerdotes y religiosas.
El Padre Tijerino y otro sacerdote, el Padre Óscar Benavides, pasaron casi siete meses en prisión antes de ser exiliados en febrero. Su obispo, Monseñor Rolando Álvarez, un abierto crítico del gobierno de Nicaragua, sigue en prisión. Los dos sacerdotes han sido recibidos en la Diócesis de Charlotte y ahora ejercen su ministerio en el área de Charlotte.
Cerca de 20 personas asistieron a la primera Misa el 4 de diciembre. El Padre Tijerino celebró la liturgia en español, recordando tanto el amor como la protección de nuestra Santísima Madre, junto con recuerdos de cómo se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción en su tierra natal.
"Recuerden que Jesús nos dejó a María al pie de la cruz, y le dijo al apóstol Juan que la llevara a casa, como relata el Evangelio", dijo el Padre Tijerino. "Y no era para proteger y ayudar a María, sino todo lo contrario. Era para que la recibiéramos, para que lleváramos a María a casa, para que ella nos protegiera, para que ella intercediera por nosotros, para que nos cuidara".
El Padre Tijerino explicó que esta fiesta se celebra desde hace más de 200 años en Nicaragua y está profundamente arraigada en el corazón de las personas que la festejan públicamente en las calles de todas las ciudades y pueblos con "la gritería".
En los últimos años, este tipo de celebraciones públicas en Nicaragua han sido reprimidas, y el régimen de Ortega ha arrestado a cualquiera que practique la fe abiertamente.
El Padre Tijerino describió cómo solían ser las celebraciones. "El 7 de diciembre, víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, los obispos salían al atrio de sus iglesias para dar el primer grito, preguntando a los fieles: '¿Quién causa tanta alegría?', a lo que la gente respondía a todo pulmón: '¡La Concepción de María!'".
Después de las Misas, las festividades comenzaban en las calles con "la gritería" mientras cientos de personas en toda la ciudad se unían a las oraciones. Las celebraciones también incluían fuegos artificiales, devociones especiales y comidas compartidas, dijo.
"Todo el mundo estaba celebrando la fiesta. Incluso los evangélicos se convertían al catolicismo por un día", agregó el Padre Tijerino, sonriendo.
En nombre de la comunidad nicaragüense, el Padre Tijerino se tomó un momento para agradecer al Padre Christopher Roux, párroco y rector de la Catedral San Patricio, por su continuo apoyo y por abrir las puertas de la catedral para dar la bienvenida a esta celebración.
"Estoy muy agradecido de celebrar esta fiesta aquí en la catedral", dijo el Padre Tijerino. "Rezamos por todos los que se enfrentan a la persecución, por todos los que tienen miedo, y pedimos a nuestra Santísima Madre que nos proteja e interceda por nosotros".
— Spencer K. M. Brown. Fotos por Troy Hull