El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en las afueras de Lourdes, cuando se acercó a una gruta, vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, en su cintura tenía una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.
Bernadette al principio se asustó, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora, pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos. El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿quién eres?, y ella le responde: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. La fiesta de Nuestra
Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.
En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mandó a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imitó y, hasta el día de hoy, esta práctica continúa.
Hay siempre una preferencia en las apariciones de la santísima virgen, los niños y las personas humildes que hacen oración y frecuentan los sacramentos como los niños de
Fátima, Bernadette y Juan Dieguito. Esto es muy significativo para la vida cristiana, pues es alimento y fortalecimiento espiritual para los que se encuentran con la madre del cielo y, por supuesto, para quienes leen o escuchan las historias de las apariciones y se sienten motivados, animados a creerlas, venerarlas, agradecidos por la visita y presencia de la virgen con sus correspondientes mensajes, pedidos y compromisos.
Los verdaderos devotos de Nuestra Señora de Lourdes saben que ella pide hacer penitencia, oración y obras de misericordia, realizar peregrinaciones al sitio de la aparición, rezar diariamente el Santo Rosario con los visitantes y mantener el sitio del encuentro como un santuario, lugar de oración y retiro espiritual.
Esta devoción, implica encarnar un proceso de conversión, asidua oración, frecuencia sacramental y acción caritativa de acuerdo a las enseñanzas del Evangelio y a la guía del Magisterio de la Iglesia.
El lugar comenzó a constituirse en un Santuario cuando el Papa Pío IX le dio el título de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de enero 1862.
Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.
Avivemos nuestra devoción a la santísima Virgen María, poniendo en su poder intercesor nuestras necesidades para que ella las lleve al Señor y recibamos su misericordia, amor y paz.
El diácono Dario Gercia es coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Hickory