En el pasado mes de mayo revivimos con mucha alegría el sentimiento mariano, la devoción a la Virgen, Madre de Dios, y el culto de veneración que le rendimos los cristianos católicos.
Por ser el mes de la Virgen la sentimos muy cercana y deseamos hacer muchas cosas para agradarla, darle gracias por su trabajo intercesor y pedirle nos alcance las gracias y bendiciones que proceden de Dios.
Fue un mes para el rezo del Santo Rosario, recordar las apariciones en Cova de Iría, encuentros, retiros, consagraciones y renovaciones de las mismas, procesiones y, lo más grande, la Eucaristía.
Fue un mes para vivir en familia este ambiente de oración y prácticas religiosas en honor de la Virgen, en la que los niños aprenden la devoción a María, viendo y oyendo a sus padres rezar el Santo Rosario, arreglar el altar a la Virgen, ir a la Iglesia, a la Eucaristía, y participar activamente de las procesiones.
Sabemos que los niños aprenden viendo y oyendo, y qué mejor que ver y oír a sus papás. Los padres les muestran las imágenes y las estampas de ella, los invitan a ponerlas en el altarcito que tiene en casa, a buscar las flores y a iluminarlo. Es una escuela para el aprendizaje mariano.
La Misión del Santo Rosario hunde sus raíces en esta escuela. Son muchas las familias, padres, madres, hijos y familiares los que han aprendido en ella, y muchos la traemos desde nuestras tierras, casas, ranchos, fincas, aldeas, pueblos y ciudades.
En la Misión encuentran esas enseñanzas y los medios para fortalecerlas y practicarlas con otras familias dentro de la comunidad parroquial, vicarial y diocesana, sin aficiones, fanatismos, reparos o dobles sentidos.
Entramos en la dimensión de la verdadera devoción a la Madre de Dios y las prácticas que la fortalecen, lo mismo que de la Consagración a su Inmaculado Corazón para llegar al Sagrado Corazón de su Hijo, Jesús el Señor.
Los Misioneros del Santo Rosario celebraron como cierre del mes de la Virgen un retiro en la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles en Marion, en el que revivieron esta verdadera devoción en compañía de hermanos llegados de diferentes parroquias (Kannápolis, Concord, Newton, Hickory, Boonville, Lenoir).
Muchos renovaron su consagración y también nuevas familias se consagraron. Fue una jornada asistida por el párroco, el padre Carl y el Diácono Darío, junto con los equipos de la Misión de cada parroquia, jóvenes y niños.
Los compromisos adquiridos por los consagrados son asistir frecuentemente a la Eucaristía, a la confesión periódica, tener presentes las promesas bautismales, rezar diariamente el Santo Rosario, honrar a la Virgen, en especial, en los meses de mayo y octubre, buscar familias para prepararlas para consagración, animar a los consagrados a renovarla, asistir a la reunión y al cenáculo mensualmente.
La mayoría de las actividades deben vivirse en familia. Muchos consagrados dan testimonio de como se crece en la fe animados por la devoción a la santísima Virgen en el seno del hogar, camino para llegar a Jesús.
¡A Jesús por María!
Diácono Darío García es diácono y coordinador del ministerio hispano del vicariato de Hickory.