CHARLOTTE — Centenares de hombres y mujeres ataviados con hábitos de color morado, una soga blanca y un detente con la imagen del Señor de los Milagros, participaron de la Misa y procesión organizada en honor de esta devoción de origen peruano que se celebra en todo el mundo durante el mes de octubre.
En horas de la tarde del pasado sábado 14 de octubre, miembros de la Hermandad South Charlotte del Señor de los Milagros trabajaban diligentemente en los exteriores de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Charlotte, ultimando los detalles finales de la pesada anda que porta una copia de la sagrada imagen del Cristo Moreno que se venera en la Iglesia de Las Nazarenas, en el centro de la ciudad de Lima, capital de Perú.
A las seis de la tarde se celebró una Misa bilingüe que ofició el Padre Blas Lemos, vicario parroquial, ante una iglesia en su mayoría repleta de nacionales peruanos.
Traje de Gracia
En su homilía, el Padre Blas, que vestía una casulla color morado con la imágen de la devoción, refiriéndose al Evangelio del domingo 15, Mateo 22:1-14, dijo que el Señor, Rey de Reyes, nuestra mayor alegría y felicidad, después de ser rechazado por los “importantes”, abrió las puertas de “su fiesta de bodas” a todos, siempre y cuando “luzcamos nuestro traje de boda, el traje con la actitud necesaria, el traje de la gracia y la libertad”.
Esa fiesta, añadió, “es la fiesta de la salvación. Por eso, hoy que celebramos al Señor de los Milagros, le pedimos que nos conceda el milagro de usar el vestido de la gracia, de la libertad, del amor, de los valores profundos, de la paz, de la fidelidad, para ser auténticos cristianos miembros de la Iglesia”.
Al término de la Misa se invitó Jaime Hurtado, colombiano y miembro de la hermandad, a dirigir unas palabras desde el ambón. Hurtado dijo que fue invitado a participar de la hermandad hace cinco años, donde encontró “que no hay diferencias entre países, que somos uno solo en el Señor”.
Posteriormente, ya en los exteriores del templo, el Padre Blas bendijo el anda y a los cargadores, para luego tomar un lugar entre ellos y soportar parte de la carga sobre sus hombros.
La banda de músicos profesionales proveniente de Maryland, especialmente contratada por la hermandad, tomó su emplazamiento detrás de la sagrada imagen, y bajo los compases del himno tradicional del Señor de los Milagros se inició el recorrido procesional al que abría paso una nube de incienso lanzada por las hermanas sahumadoras.
Durante el trayecto al interior del estacionamiento, la imagen recibió diversos homenajes, incluyendo cantos y danzas. En algunas de las paradas de relevo, los padres acercaron a sus pequeños para que reciban la bendición del Señor al ser acercados a la imagen.
Fe sin fronteras
Lourdes Hoxit, miembro de la hermandad del Señor de los Milagros de la Iglesia Santa Maria Magdalena en Simpsonville, Carolina del Sur, dijo que cada año participan con gusto en la procesión que organiza Charlotte.
“Lo más hermoso es la oportunidad que nos regala Dios de estar cerca del Perú con esta tradición tan bella de venerarlo. Cada octubre, junto a hermanos de muchas nacionalidades, estamos presentes con el Señor de los Milagros. Este es el Señor de los Milagros de todos, un Cristo que es patrón de todos los inmigrantes. Es el Cristo nuestro que está vivo y que a través de esta veneración recibe todo nuestro amor y agradecimiento por los favores que nos concede todos los días. Esto es más que una hermandad, no hay fronteras para el Cristo Morado”, puntualizó.
Hebert y Cindy Tixe, peruanos residentes en Charlotte, dijeron que asisten desde hace tres años a la procesión que se organiza en esta ciudad. Ellos estaban acompañados de la madre de Hebert, Rosario Ugarte, que se encontraba en silla de ruedas. “Siempre he sido devota del Señor de los Milagros”, dijo, pero su devoción se incrementó cuando una de sus hijas emigró a Estados Unidos. “Le rogué que me la cuide, que la llevara sana y salva. Y así lo hizo. Es un Señor muy cumplidor”, añadió.
— César Hurtado
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En www.facebook.com/CNHEspañol: Encontrará un video e imágenes de la procesión.