CHARLOTTE — Este martes 24 de noviembre la Iglesia recuerda en su santoral a San Andrés Dung-Lac y sus compañeros mártires.
Por el siglo XVI la evangelización llegó a Vietnam y muchos la acogieron alegremente, pero pronto se inició la persecución a los cristianos.
Es así que durante varios siglos miles de vietnamitas fueron martirizados, entre ellos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos.
Bajo el reinado de Minh Mang, entre 1820 y 1840, y Tu Duc, 1848 y 1883, se recrudeció la persecución de los cristianos. En 1833, a través de un edicto, se prohibió toda actividad misionera debiendo los cristianos renegar de su fe y adoptar las tradiciones religiosas del país. El edicto se enfocó en los sacerdotes, por lo que varios de ellos fueron arrestados y posteriormente decapitados. Más tarde, iglesias y conventos fueron arrasados, religiosos y religiosas dispersados, encarcelados y asesinados.
Muchos de ellos fueron enterrados en forma anónima, pero su recuerdo permaneció vivo en el espíritu de la comunidad católica vietnamita, y desde el inicio del siglo XX, 117 de este gran grupo martirizados cruelmente, fueron elegidos y beatificados por la Santa Sede en cuatro celebraciones distintas.
El primer grupo, de 64 personas, fue beatificado por el Papa León XIII en 1900. El segundo, de ocho personas, por el Papa Pío X, en 1906. El mismo pontífice beatificó a un grupo de 20 mártires en 1909. Finalmente, el Papa Pío XII beatificó los últimos 25, completando la lista en 117.
Los 117 mártires de Vietnam fueron canonizados por el Papa Juan Pablo II, el 19 de junio de 1988, extendiendo su fiesta a la Iglesia universal, con el rango de memoria obligatoria.
No sólo son significativos el número insuperado en la historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos (8 obispos, 50 sacerdotes, 59 laicos), la nacionalidad (96 vietnamitas; 11 españoles; 10 franceses), el estado religioso (11 dominicos; 10 de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local, más un seminarista), el estado laical (muchos padres de familia, una madre, 16 catequistas, 6 militares, 4 médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).
En gran parte (75) fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a admitir la falsedad de su fe.
De estos 117, la canonización destacó seis nombres particulares en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero es Andrés Dung-Lac, nacido en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900.
Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 y beatificado en 1909.
CELEBRACIÓN LOCAL
El Padre Tri Truong, pastor de la parroquia vietnamita San José en Charlotte, resaltó la vida de San Andrés Dung- Lac, de quien dijo que “realmente se destaca entre sus compañeros.
“Era sacerdote, pastor y vivió una vida muy santa. Su vida y martirio se registraron con más detalle que otros. Durante el proceso de canonización, su nombre también apareció de manera más prominente que otros”.
Para el Padre Tri, más que nunca, los católicos de hoy “necesitamos el ejemplo de valentía y sacrificio. Los mártires son grandes ejemplos de valentía y sacrificio. Para dar testimonio del Evangelio, debemos tener el valor y la voluntad de sacrificio”.
La comunidad vietnamita en Charlotte se apresta a recordar y celebrar a los mártires de Vietnam durante el Día de Acción de Gracias. “Comenzaremos con la procesión de las Reliquias de los Mártires vietnamitas alrededor del recinto de la iglesia. Luego celebraremos la Misa en la iglesia. Durante la procesión habrá tambores y gongs, además cantaremos y entonaremos himnos”, puntualizó el Padre Tri.
— César Hurtado, Reportero, Colaboró con información el Centro de Espiritualidad Santa María, Aciprensa y Catholic Net.
CHARLOTTE — Por medio de una intensa campaña de información lanzada en medios de comunicación masiva de habla hispana, la Asociación Americana del Corazón (AHA) busca atenuar el impacto de la pandemia de COVID-19 en la población hispana de Charlotte-Mecklenburg.
Héctor Salgado, director de impacto comunitario de AHA, dijo que conocía de la fuerza con la que el Coronavirus había golpeado a las minorías, pero no había estado consciente de la gravedad del problema.
“Un día conversaba con los promotores de salud y los voluntarios que dan apoyo a la despensa de una parroquia y me pude enterar que varios de ellos habían sido contagiados de COVID-19 y se encontraban en cuarentena. Esta fue la primera vez que algunas personas con las que había trabajado de cerca habían dado positivo”, comentó.
Posteriormente, en otro grupo de aproximadamente 25 personas de la pastoral de salud del vicariato de Charlotte que se capacitaba en salud coronaria a través de una reunión por Zoom, seis de ellos le expresaron que habían tenido COVID-19 y muchos más conocían de otras personas que se habían infectado.
Finalmente, durante una visita a un mercado pudo apreciar muchas señales de advertencia en inglés sobre el uso de mascarillas faciales, lavado de manos y mantenimiento de la distancia social. En contraste, en un flea market notó la ausencia de información y que la población latina casi no utilizaba mascarillas ni existían señales de advertencia. “Es necesario actuar para dar información preventiva a la comunidad”, se dijo.
“Creo que nuestras autoridades locales hicieron bien en enfocarse en las pruebas, pero les faltó llegada a través de mensajes específicamente hechos para la comunidad en diarios y vallas publicitarias”, señaló.
Al parecer, dijo Salgado, la desinformación hizo que muchas personas creyeran que con zumos, infusiones y recetas caseras era posible prevenir el coronavirus.
Este factor, combinado con la realidad que muchos latinos deben salir a trabajar, son considerados ‘trabajadores esenciales’ y comparten su hogar con otras personas, hizo que se registrara un alto número de infecciones en la comunidad.
Con la finalidad de no causar más confusión en las personas, los organizadores han ideado una campaña con imágenes impactantes que invita a llamar al número (980) 314-9400 donde agentes especializados informan en español sobre síntomas, disponibilidad de pruebas y recursos de todo tipo brindados por agencias y el gobierno local, estatal y federal.
AHA considera ampliar la campaña en curso con la realización de pruebas en los exteriores de conocidos supermercados latinos. “Queremos poner a nuestros promotores en los lugares donde llega nuestra gente, estimular a la comunidad latina para aumentar el número de pruebas y así poder controlar la pandemia que tanto nos afecta”, puntualizó Salgado.
— César Hurtado, Reportero
Más online
En www.charlottediocese.org/coronavirus-espanol: Encontrará información en inglés y español sobre diversos tópicos relacionados con la pandemia.