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Catholic News Herald

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CHARLOTTE — Gracias a una invitación del Templo Beth El, una sinagoga judía, el Padre Hugo Medellín, vicario parroquial de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en Charlotte, asistió como orador a una serie de conferencias sobre la liberación del pueblo elegido por Dios y el llamado a la justicia social.

Las charlas tuvieron lugar los viernes 10, 17, 24 y 31 de enero, con la asistencia de la comunidad judía e interreligiosa unida en una cena tradicional de Shabat, seguida de los Servicios de la noche de Shabat y el Sermón.

Como oradores, aparte del Padre Medellín, participaron la Rabina Judith Schindler, el Reverendo Dr. Peter Wherry y la Dra. Hadla Mubarak.

La rabina Judith Schindler se desempeñó como rabina mayor del Templo Beth El de 2003 a 2016 y como rabina asociada de 1998 a 2003. Actualmente es profesora asociada de estudios judíos y directora del Centro Stan Greenspon para la Paz y la Justicia Social en la Universidad Queens en Charlotte.

El Reverendo Wherry es pastor de la Iglesia Bautista Misionera Memorial Mayfield y graduado en Artes en Trabajo Social, Maestría en Divinidad y Doctor en Ministerio del Seminario Teológico Wesley en Washington, D.C. Como parte de sus estudios de doctorado, viajó a El Salvador, donde se comprometió con líderes políticos y teólogos, incluido uno de los padres de la Teología de la Liberación, el jesuita Dr. Jon Sobrino.

Por su parte, la Doctora Hadia Mubarak es profesora asistente de estudios religiosos en el Guilford College. Anteriormente enseñó en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte y Davidson College. Mubarak completó su Ph.D. en estudios islámicos de la Universidad de Georgetown, donde se especializó en exégesis coránica moderna y clásica, feminismo islámico y reforma de género en el mundo musulmán moderno.

El 31 de enero, en su alocución, el Padre Medellín se refirió a las enseñanzas sobre justicia social, liberación y dignidad humana que entregan los cinco primeros libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, conocidos como Pentateuco en la religión Católica y Torá en el Judaísmo.

Medellín inició definiendo el mito más allá de su acepción regular de ser un relato tradicional sobre acontecimientos que forman parte del sistema de creencias de una cultura o de una comunidad. El mito, dijo, “es una realidad que nunca sucedió, pero que se repite todos los días de nuestras vidas”.

Abordando la creación del mundo, señaló que el Génesis relata que “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, lo que quiere decir que estamos creados con la habilidad para relacionarnos con él y con el prójimo”.

Después de ello, creó a la mujer y le dio al hombre una compañera digna. “Una compañera digna, no más ni menos que él”, dijo, para luego preguntarse el porqué de la violencia doméstica, del abuso, del trabajo mal remunerado hacia ella.

En la misma creación, señaló, “Dios nos da una bendición, que es multiplíquense y cubran la faz de la tierra. Y nos da la creación entera cuando nos dice que los seres que caminan y las plantas están a nuestro servicio”. Por ello, añadió, “cuando explotamos y destruimos el medioambiente estamos rompiendo esta relación con Dios”.

“Luego sucede la desobediencia”, continuó. “La serpiente nos promete ser como dioses y tener la capacidad de decidir sobre el bien y el mal. Este querer ser como Dios es otro pecado”, afirmó.

La consecuencia de esta desobediencia, aseguró, es una sentencia que suena como castigo, pero que también se entiende como la dignificación del trabajo: “ganarás el pan con el sudor de tu frente”.

“¿Y qué entonces sobre el trabajo forzado, la esclavitud sexual, el tráfico humano, el desempleo, el desplazamiento masivo de migrantes, las leyes laborales manipuladas para el beneficio de algunos cuantos?”, se preguntó. “Todas son faltas ante la justicia que demanda Dios”, aseguró.

Por ello, añadió, más tarde vendría la liberación del pueblo de Dios ante la opresión de los egipcios. “Pero la liberación viene con un compromiso y le pide a su pueblo que sea compasivo con las viudas, con los desprotegidos, con los migrantes, con los extranjeros. Le pide que cumpla con su ley”.

Luego, siguiendo los hechos narrados en el libro del Génesis, “viene el fratricidio, la violencia. Un hermano mata a su hermano. Y ante la pregunta del Señor sobre el paradero de Abel, Caín responde a Dios “¿Acaso soy yo su guardián para saber dónde está?”, dijo el Padre Medellín.

Esta violencia, asegura, “este hecho, este mito, se repite hasta nuestros días. Y nuestra respuesta, en muchos casos, es la misma de Caín: ¿acaso soy yo responsable?”.

La respuesta, dijo, la dió el Papa Francisco, “quien nos indica ciertamente, que donde no se puede señalar un responsable, todos lo somos”. Esto, precisó lo hizo el Papa al denunciar lo que el Pontífice llama “la globalización de la indiferencia”, que incluye la relativización del bien y el mal.

Al término, el Padre Hugo reconoció que tocar el tema de la justicia social “puede incomodar a algunas personas” pero, para encontrar una solución, “lo único que nos queda es seguir proclamando el mensaje de liberación, de justicia, y confiar en la misericordia de Dios”.
— César Hurtado, Reportero hispano

El pasado mes de enero estuvo dedicado a la concientización sobre el tráfico humano en todo el país. La trata de personas es un delito que ha existido por siglos y actualmente, según lo considera la Interpol, es una forma de delincuencia organizada internacional, valorada en miles de millones de dólares, que constituye una forma de esclavitud en nuestros tiempos.

El Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) indica que el delito implica el uso de la fuerza, el fraude o la coerción para obtener algún tipo de acto sexual laboral o comercial.

“Cada año, millones de hombres, mujeres y niños son traficados en todo el mundo, incluso aquí en los Estados Unidos. Puede suceder en cualquier comunidad y las víctimas pueden ser de cualquier edad, raza, género o nacionalidad. Los traficantes pueden usar la violencia, la manipulación o las falsas promesas de trabajos bien remunerados o relaciones románticas para atraer a las víctimas a situaciones de trata”, asegura en su página web.

Para los delincuentes, sus víctimas no son más que una mercancía que puede utilizarse, incluso venderse, para obtener beneficios. Hay un desprecio total por la dignidad y los derechos humanos.

En muchos casos, la barrera del idioma y el miedo hacen que las víctimas no busquen ayuda, lo que convierte el tráfico de personas en un delito oculto.

Los centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC) han determinado que las consecuencias de este delito en las víctimas son muy severas, incluyendo el contagio de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados por violaciones y prostitución, infecciones, mutilaciones, malnutrición, abuso de sustancias, adicciones, otros desórdenes físicos y psicológicos generados por el abuso diario y tortura.

Nuestra ciudad y estado no está libre de este delito. El 31de enero de este año, un hombre fue detenido en Charlotte y acusado de seis cargos de tráfico humano gracias a una víctima -esclavizada sexualmente- que tuvo el valor de denunciarlo.

A fines de 2019, el Departamento de Seguridad Nacional, en conjunto con el Departamento de Policía de Charlotte Mecklenburg, anunció que Charlotte está entre las ciudades con mayor número de arrestos por este delito en todo el país. “Es una verdadera pesadilla”, dijeron.

Los datos presentados revelaron un crecimiento nacional en el número de casos del 38 por ciento. Localmente, los agentes policiales de Charlotte arrestaron a 125 sospechosos y rescataron a 30 víctimas en el año fiscal 2019.

Si conoce un caso o es víctima de tráfico humano, de ser posible, denuncie de inmediato el hecho a la policía. También puede llamar a la Línea Nacional de Tráfico Humano al 1-888-373-7888 o enviar un texto al 233733.

Cifras alarmantes

Se estima que actualmente hay entre 20 y 40 millones de personas en esclavitud moderna.

Internacionalmente, solo se identifican aproximadamente el 0,04% casos de sobrevivientes de trata de personas.

La trata de personas genera ganancias globales de aproximadamente $ 150 mil millones al año para los traficantes, de los cuales $ 99 mil millones provienen de la explotación sexual comercial

Alrededor de 71% de las personas esclavizadas son mujeres y niñas, mientras que los hombres y los niños representan el 29%.

Fuente: Dosomething.org

— César Hurtado, Reportero hispano

Más online

En www.humantraffickinghotline.org/obtenga-ayuda: Para enterarse más sobre este delito