CHARLOTTE — La Antorcha Guadalupana, una carrera de relevos que parte de México y llega a Nueva York uniendo a dos naciones y miles de familias divididas por la frontera, estará arribando el próximo mes de noviembre a la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, que gentilmente ha decidido acoger los lienzos de la Lupita y San Juan Diego y la delegación que porta la antorcha.
CHARLOTTE — En una reunión virtual llevada a cabo el pasado jueves 1 de octubre, líderes eclesiásticos de la Región XIV expusieron la necesidad y beneficios del proceso del Quinto Encuentro de la Pastoral Hispana ante otros líderes de la Iglesia del Sureste de los Estados Unidos.
El Padre Rafael Capó, pieza fundamental en el proceso de organización regional del Quinto Encuentro, dijo que el proceso fue “guiado por la espiritualidad dictada por el Papa Francisco de convertirnos en discípulos misioneros” que, “con empatía y alegría en el Evangelio sepan cómo llegar a sus hermanos y acompañarlos en su fe y vida diaria”.
El P. Capó, nacido en Puerto Rico, es sacerdote de la arquidiócesis de Miami y Misionero de la Misericordia por nombramiento del Papa Francisco. Vicepresidente de Misión y Ministerio en St. Thomas University en Miami y líder de la pastoral hispana en los Estados Unidos, ha ejercido como director de la Oficina e Instituto Pastoral de la Pastoral Hispana de los Obispos del Sureste (SEPI).
“¿Por qué se necesitaba un Quinto Encuentro?”, preguntó el P. Capó. “Para demostrar la realidad que los católicos latinos son una mayoría emergente en la Iglesia en Estados Unidos; para reconocer que la Iglesia necesita una nueva generación de líderes que incluya el liderazgo hispano en parroquias, diócesis, escuelas e instituciones católicas; y para asumir la necesidad de atraer a grandes segmentos de jóvenes hispanos de segunda y tercera generación”, respondió.
Por esta razón, aseguró que el objetivo del Quinto Encuentro era el de discernir las diferentes maneras en las que la Iglesia puede responder a la presencia de los hispanos y fortalecer la manera en la que los latinos responden como Iglesia.
Para el Padre Capó, el Quinto Encuentro sirvió para detectar la urgente necesidad de evangelización en los jóvenes hispanos, en familias, en inmigrantes, catequesis de niños y jóvenes y la formación de una nueva generación de líderes pastorales.
El largo proceso del Quinto Encuentro, que se extiende por varios años y se encuentra en la etapa de aplicación de sus conclusiones, partió desde sus bases, es decir, recogiendo las inquietudes del pueblo católico hispano desde el nivel parroquial, luego diocesano, regional y finalmente nacional.
Diez fueron las comisiones de trabajo principales del Quinto Encuentro: Evangelización y misión; Formación en la fe y catequesis; Ministerio de familia; Pastoral juvenil; Inmigración; Competencia Intercultural; Paz y justicia; Liderazgo y desarrollo Ministerial; Liturgia y espiritualidad; y Vocaciones.
El Padre Capó señaló que el proceso evidenció la necesidad de construir un modelo de Iglesia “más acogedor, misionero de las periferias que construya comunidad a través de la integración y no la asimilación cultural”.
También destacó la gran disposición de la comunidad hispana para involucrarse en el desarrollo de la formación de liderazgo, y puso de manifiesto la urgente necesidad de la Iglesia de “invertir en la formación de líderes hispanos emergentes”.
Gracias al Quinto Encuentro, destacó, se pudo confirmar la necesidad de incrementar el personal intercultural competente entre los servidores, maestros en las escuelas y seminaristas.
Entre las recomendaciones más importantes generadas por el Quinto Encuentro destacó la creación de liderazgo hispano juvenil, el proveer acompañamiento a las familias para que florezca en ellas la formación en la fe, educación, salud, desarrollo económico y responsabilidad cívica, además de un renovado compromiso en la solidaridad con los inmigrantes y sus familias que sufren de persecución y separación familiar, promoviendo un modelo de liderazgo “basado en un encuentro con Cristo, discipulado misionero y competencia intercultural”.
El Quinto Encuentro, subrayó el Padre Capó, “requiere que veamos sinceramente la realidad, juzguemos esa realidad en base a la luz que nos entregan las Sagradas Escrituras y, finalmente, actuemos para responder pastoralmente con la gracia divina y creatividad a los retos que enfrentamos en el día a día”.
Citando al Papa Francisco, dijo que espera que el Quinto Encuentro, “continúe dando frutos y que la Iglesia, en todos sus niveles, continúe acompañando este proceso con su propia reflexión y discernimiento pastoral”, para que así todos consideremos, “cómo nuestras iglesias locales pueden responder mejor a la creciente presencia, dones y potencial de los jóvenes hispanos, sus familias y a otras culturas”.
En la reunión participaron, entre otros importantes líderes de la Pastoral Hispana, el Reverendísimo Felipe de Jesús Estéve, obispo de la Diócesis de San Agustín; el Reverendo John Stowe, de la Diócesis de Lexington; así como líderes laicos de la Pastoral Juvenil, de Familia y otros.
— César Hurtado, Reportero
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