CHARLOTTE — A través de un mensaje en español grabado en video, el Padre Julio Domínguez, vicario del ministerio hispano de la Diócesis de Charlotte, explicó el proceso de asignación de sacerdotes y la importancia del mismo para los parroquianos, sacerdotes y la comunidad diocesana en pleno.
El video fue emitido por las redes sociales en español del Catholic News Herald.
“Entiendo que para algunos de ustedes les está causando un poco de ansiedad, un poco de problemas e incluso ha generado algunas malas interpretaciones”, dijo el P. Domínguez, “pero esto es normal, sucede cada año en nuestra diócesis y en todas las diócesis del mundo. Es una tradición de la Iglesia el hecho de que los sacerdotes sean invitados a movilizarse de una comunidad hacia otra”, añadió.
El Padre Domínguez explicó que el obispo mueve a su cuerpo de sacerdotes para que le ayuden en el servicio a la diócesis, a toda la comunidad cristiana.
Señaló que existe un comité de personal, al que él mismo pertenece, que está encargado de estudiar y proponer las asignaciones sacerdotales de acuerdo a las necesidades, tales como continuación de estudios, jubilaciones del clero, partida a misiones, etc.
“El obispo reúne al comité, expone la situación de la diócesis y una vez que nosotros identificamos quién sale, quién se va a la universidad y otros puntos, empezamos a conversar sobre cómo podemos hacer esos cambios de tal manera que otros sacerdotes puedan a suplir las necesidades de las comunidades parroquiales”.
Posteriormente, dijo, entregan sus sugerencias al obispo y conversan con los sacerdotes para, sin forzar situaciones, realizar los cambios por el bien de la Iglesia y sus fieles.
Comentó que en su propio caso, cuando era párroco en la Iglesia San Francisco de Asís en Lenoir, el Obispo Jugis lo llamó a servir como vicario episcopal del ministerio hispano.
“Yo estaba muy contento como párroco y no quería moverme. Pensé que mi obispo me necesitaba, que mi obispo me estaba invitando. Tengo que considerarlo, me dije. Y en la obediencia que le debo a mi obispo, la que prometí el día de mi ordenación, le dije que sí, que claro que quería”.
Aclaró que, viendo por el bien de la Iglesia, y de haberlo creído conveniente, hubiera podido exponer sus razones por las que no consideraba positivo el cambio y dialogar con el obispo.
El Padre Julio pidió a los feligreses que no se aferren al sacerdote que ya conocen y con quien vienen colaborando, porque luego, cuando llegan los tiempos de cambios, muchas veces se escucha la pregunta ‘¿por qué lo retiraron si era muy bueno?’.
“Como tú recibiste la sabiduría de ese sacerdote en especial, también otras comunidades podrán recibirla ahora. El nuevo sacerdote trae nuevas expectativas, nuevos programas, nuevas riquezas. Cada sacerdote tiene algo que brindar a su parroquia. Entonces, es muy bonito el cambio porque así se van enriqueciendo las comunidades con la vasta doctrina de la Iglesia”, anotó.
Respecto a los sacerdotes, dijo que el cambio también es positivo para ellos porque van creciendo en su sabiduría, en su experiencia pastoral. “Es un beneficio para todos, tanto para los fieles como para los sacerdotes”.
Finalmente pidió que ,“cuando llegue un sacerdote nuevo a tu parroquia, en vez de estar pensando en el que se fue, ponte a disposición del nuevo que viene, pregúntale sobre sus planes, acoge los cambios que traiga, porque se va a renovar la Iglesia, se va a renovar la parroquia de un modo diferente”.
Rogó que, “no empecemos a pasar rumores negativos, que eso no nos lleva absolutamente a nada más que a destruir lo que es el cuerpo místico de Cristo”, sino que comprometidos con nuestro Señor en la Sagrada Eucaristía, veamos a un ‘Alter Christus’, a alguien que viene a servirnos como Cristo mismo.
“Les pido de favor, ya que en estos días vienen los cambios (11 de julio), que nos preparemos para ayudar a nuestros sacerdotes a que nuestras parroquias sean lugares vibrantes donde se vive la vida cristiana”.
— César Hurtado
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En www.facebook.com/CNHEspañol: Vea el video con el mensaje del Padre Julio Domínguez sobre las asignaciones sacerdotales.
CHARLOTTE — Tras una visita que se extendió por todo el mes de julio, el Padre Juan Evangelista, de la orden Carmelita asentada en Bogotá, Colombia, retornó a tierra natal después de cumplir una recargada agenda de capacitación, asesoría y atención a los programas de Pastoral Familiar, Pastoral de Duelo y Comunidades Eclesiales de Base que lleva adelante el Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte en los vicariatos de Charlotte y Smoky Mountains.
El Diácono Eduardo Bernal, coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Charlotte, dijo que el Padre Juanito, como cariñosamente lo llaman los fieles, ha estado acompañando a nuestra comunidad en la dirección espiritual desde hace muchos años. “Además ofreció retiros a los líderes del vicariato de Charlotte, formación a las personas que se están integrando a la Pastoral de Duelo. El padre inclusive nunca detuvo su asesoría y nos acompañó en los tiempos de pandemia con sesiones vía Zoom”, añadió.
“Tengo contacto con Charlotte desde 2016, cuando Eduardo Bernal era coordinador del Ministerio Hispano en las montañas de Carolina del Norte. Desde ese entonces he estado ligado estrechamente con la diócesis, ofreciendo acompañamiento espiritual a las personas o familias que lo solicitaban. Durante la pandemia, a través de Zoom, los acompañé todo el tiempo de manera virtual con la Pastoral de Duelo, pero ahora, a través de la Pastoral Familiar, acompañamos a familias de manera personalizada en formación y sanación”, dijo el Padre Evangelista.
El fundamento del acompañamiento que ofrece el Padre Evangelista es la sanación de heridas espirituales a través de La Palabra, en complemento con la asistencia ofrecida por profesionales en psicología y medicina. “Muchas heridas de las personas a veces se dan inclusive desde el mismo seno materno. El bebé es afectado por las situaciones difíciles que pueden darse entre las parejas y el problema crece en la infancia, en la adolescencia, en la vida adulta, sin que la persona se pueda dar cuenta”, dijo.
“Estoy convencido que La Palabra bien llevada y asumida por las personas es capaz de sanar. La Palabra “es una espada de dos filos” nos dice Hebreos , porque es capaz de penetrar hasta lo más íntimo de la persona”, añadió.
Incluso, explicó, una persona sin fe puede ser sanada si abre la puerta de su vida. “Uno no puede entrar cuando la puerta está cerrada. Sea creyente o no, si abre su corazón se le puede ayudar”, dijo.
Sobre el hecho de que algunas personas viven situaciones extremadamente difíciles, es decir “un infierno en su hogar”, dijo haber sido testigo de sanaciones espirituales en las que las personas han logrado perdonarse a sí mismas y a los demás.
“El primer paso es que la persona llegue a mirar su interior, que encuentre qué es lo que tiene que perdonarse”, porque normalmente es un punto que no se ve y el enfoque solamente va en lo que se necesita perdonar al otro, al que ofende, dijo explicando el proceso de sanación personal.
Expresó que en la relación de pareja, en el centro de trabajo, en cualquier situación de la vida, el objetivo es ser feliz. “Si no soy feliz, no hay nada que hacer. No tiene sentido vivir en situaciones dramáticas, infelices y continuar así para siempre. Eso, Dios no lo quiere así, Él quiere nuestra felicidad. Si uno mira el Evangelio, la vida de Jesús era eso. Era liberar a todas las personas que estaban esclavas, en situaciones difíciles que los llevaban a la muerte”, dijo.
Su recomendación para las personas que sufren dijo, es buscar ayuda. “Nosotros no podemos solos, tenemos que buscar ayuda. A veces no tenemos a nadie que nos escuche, por ello el sentido hoy por hoy de la Iglesia es el sentido de escucha”.
Respecto a los problemas que enfrenta el inmigrante en Estados Unidos, señaló que el principal inconveniente es que “su vida es ganar dinero” descuidando a los hijos, la esposa. “Ahí la Pastoral Familiar tiene una tarea importante de explicar cómo dar el espacio a Dios en el hogar”, dijo.
El Padre Juanito espera regresar el próximo año para continuar con la tarea de asesoría a los ministerios de la diócesis. “El tiempo, la vida en mi comunidad Carmelita está en función del acompañamiento espiritual. Lo más gratificante en esta tarea es comprobar, ver y escuchar, que las personas si pueden sanar de sus heridas”, finalizó.
— César Hurtado