CHARLOTTE — Gracias a la colaboración de diferentes entidades de salud, decenas de líderes de la pastoral hispana de la Diócesis de Charlotte se capacitaron en técnicas de resucitación cardiopulmonar (CPR, por sus siglas en inglés) y el uso de desfibrilador externo automático (AED, por sus siglas en inglés). Además, en dos casos particulares recibieron en calidad de donación AEDs para ser utilizados en sus parroquias.
En una jornada realizada en el Centro Pastoral de la Diócesis de Charlotte, representantes de dos parroquias, Nuestra Señora de Guadalupe en Charlotte y Nuestra Señora de la Asunción en Charlotte, recibieron el entrenamiento y valiosos equipos de AED que podrían salvar la vida de feligreses en caso de emergencia.
“Es una clara muestra de la fe puesta en acción, con obras concretas”, dijo el Padre Hugo Medellín, vicario parroquial de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, quien atendió personalmente a la capacitación y agradeció la donación del equipo “que ya se encuentra disponible e instalado en nuestra parroquia”.
Karina Runyan, representante de la oficina de participación comunitaria de Novant Health y miembro de la Coalición Latina de Fe y Salud -en la que participa activamente el Ministerio Hispano del Vicariato de Charlotte- logró conseguir que Joyce Bumgarner, coordinadora del Instituto Cardiovascular del Centro Médico Presbiteriano de Novant Health, se presentara durante una reunión mensual de la Coalición Latina de Fe y Salud para hablar sobre la atención temprana del ataque al corazón.
Durante esa reunión se revelaron cifras preocupantes sobre la enfermedad cardíaca. En 2017 fue la segunda causa principal de muerte después del cáncer en el condado Mecklenburg y la principal causa de muerte a nivel nacional. Para el año 2035 se prevé que 2 de casi cada 15 personas en Estados Unidos muera de un paro cardíaco repentino.
Tras su exposición, Bumgarner buscó los fondos necesarios para donar 10 AEDs, con un costo aproximado de 1.200 dólares por unidad, a iglesias de diferentes denominaciones en la región de Charlotte. Como resultado de este acuerdo, dos parroquias católicas en Charlotte recibieron entrenamiento y el importante donativo.
“La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común”, se afirma en el numeral 2288 del Catecismo de la Iglesia Católica, que más adelante añade que “el cuidado de la salud de los ciudadanos requiere la ayuda de la sociedad”.
Joyce Bumgarner, en una clara demostración del apoyo fundamental de la sociedad al bienestar comunitario, dijo que “dándonos la oportunidad de educar a la comunidad sobre las técnicas de CPR con el uso de nuestras manos y AED, también podemos enfocarnos en la atención temprana de un ataque cardíaco y llamar al 911”.
En otra sesión, Adamo Riasco, paramédico e instructor certificado de la Asociación Americana del Corazón, capacitó a 13 personas, entre servidores, feligreses y miembros de la pastoral de la salud de San John Neumann, en CPR y el uso del AED.
Fravelin Cuesta, representante de la pastoral de la salud del Vicariato de Charlotte, dijo que los participantes aprendieron qué hacer en algunas situaciones de emergencia, cómo dar los primeros auxilios y a utilizar el equipo de AED que se encuentra disponible en la parroquia.
“Creo que ninguno de nosotros está exento de encontrarse en una situación de emergencia en algún momento de su vida, ya sea en la casa, el trabajo o nuestras parroquias. Por eso es muy importante tener estos conocimientos y estar preparados para saber responder ante esas situaciones, especialmente porque los primeros minutos pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte”, señaló.
Cuesta detalló que anteriormente ya se había contado con la colaboración de Adamo Riasco para certificar en CPR a servidores de diferentes parroquias de la diócesis. “La clase es en español y al término de la misma, después de demostrar lo que hemos aprendido, recibimos la certificación de CPR que es válida por dos años”, añadió.
Debido al éxito del programa, se espera que próximamente se realicen más jornadas de capacitación en español para seguir formando a los servidores y feligreses hispanos.
— César Hurtado, Reportero
Si alguna de las parroquias del vicariato se encuentra interesada en desarrollar el programa, puede ponerse en contacto con la pastoral de la salud y solicitarla. Para mayores informes, envíe un mensaje de texto/whatsapp a Eduardo Bernal al 704-770-8342 o a Fravelin Cuesta al 704-726-6397.
KANNAPOLIS — El padre redentorista Fabio Marín Morales celebró su 35 aniversario de ordenación el 13 de junio. Durante la Misa en su parroquia, la iglesia San José en Kannapolis, dio gracias a Dios por “estos 35 años que me ha llevado de la mano”.
Nació en Neira, Caldas, Colombia, el 3 de octubre de 1959. Es el último de los tres hijos de Juan de Jesús Marín y Margarita Morales. De familia con profundas raíces católicas, fue bautizado el 10 de octubre, confirmado a los tres años y celebró su Primera Comunión el 14 de agosto de 1966.
Desde muy temprana edad tuvo inclinación a la vida sacerdotal, pero durante su adolescencia la idea desapareció de su mente, retornando con fuerza cuando concluía sus estudios secundarios.
El 6 de enero de 1980 profesó en la Congregación del Santísimo Redentor de los Misioneros Redentoristas. Estudió filosofía en el Centro de Pastoral y Filosofía de Bogotá, y teología en el Seminario Internacional Redentorista de México y en la Universidad Javeriana de Bogotá. Realizó estudios de especialización en Teología Espiritual en el Teresianum de Roma.
El 13 de junio de 1986, en la parroquia Redentorista Nuestra Señora de Lourdes en Manizales, Colombia, recibió la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Bernardo Arango Henao SJ.
Se ha desempeñado como Promotor Vocacional en el centro y norte de Colombia, párroco en San Alfonso María de Liguorio en Bogotá, Nuestra Sra. del Perpetuo Socorro en Popayán, Cauca, Vicario para la vida Consagrada e institutos de vida apostólica en la Arquidiócesis de Popayán, Director de la casa de Ejercicios de Villa Marianella en Chinauta, Cundinamarca, Administrador de la Fundación Universitaria San Alfonso, y en Estados Unidos en la pastoral Hispana, ahora como párroco en San José en Kannapolis.
“Cada día que pasa estoy más y más agradecido con Dios de haberme llamado al ministerio sacerdotal. A pesar de mi frágil humanidad, el Señor me ha sostenido durante todos estos años para que siga acompañando, en el camino a la salvación, a la porción del pueblo en donde Él mismo me ha colocado”.
El Padre Fabio afirma que “le maravilla el ver la constancia y la generosidad de tanta gente al mantener sus principios religiosos a flor de piel, ver tanta gente llena de Dios que con su vida da testimonio de la presencia y amor del Señor”, pese a todos los cambios que han sucedido en los últimos tiempos.
“Este hecho me ha llevado a disfrutar ampliamente mi entrega al Señor, aquí es donde encuentro el mayor sentido de mi vida sacerdotal. A pesar de los constantes sufrimientos del mundo de hoy, el ser humano sigue esperanzado lleno de fe. El trabajo apostólico me ha puesto en contacto con la dura realidad de cada día, con un mundo que a veces parece sediento de Dios y a veces se olvida de él”, puntualizó.